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domingo, 27 de febrero de 2011

Gaddafi investigado

Los crímenes y las violaciones de derechos humanos que se cometan en Libia, bajo el mandato del acorralado coronel Gaddafi, serán investigados y posiblemente enjuiciados por el Tribunal Penal Internacional de La Haya. Es una de las conclusiones de la resolución aprobada esta noche por el Consejo de Seguridad. Este era una de los puntos más conflictivos de la resolución -propuesto por dos países: Reino Unido y Francia- y el cual había causado un retraso en la votación.

Lo que establece la resolución. La resolución pide al TPI que investigue la posible comisión de crímenes de guerra y contra la humanidad durante la brutal represión de las protestas, se impone un embargo total sobre las armas, prohíbe viajar al exterior y congela los bienes de Gaddafi y 21 personas de su entorno, incluidos varios familiares y los altos cargos de su gobierno.

También aborda el problema de la asistencia humanitaria, uno de los que más preocupa a la ONU. Respecto a este tema, en el proyecto de resolución se señala que habría una "autorización para que los estados miembros adopten todas las medidas necesarias para posibilitar el retorno a Libia de las agencias humanitarias y asegurar la rápida y segura ayuda a quienes lo necesiten"..

'La impunidad no se tolera'. "Cuando se cometen atrocidades contra los inocentes, la comunidad internacional tiene que hablar con una sola voz, y hoy se ha hecho así", dijo la embajadora de EEUU, Susan Rice, tras la votación, en la que también señaló que con la resolución 1970, el "Consejo condena la violencia, pide responsabilidades e impone sanciones".
Rice agregó que este conjunto de sanciones a Gaddafi y su régimen "es una clara advertencia al Gobierno libio de que debe parar la violencia ya".

El embajador de Portugal, José Filipe Moraes Cabral, subrayó a su vez que la resolución aprobada por unanimidad envía a Libia el mensaje de que "la impunidad no se tolera" y de que los responsables de delitos de derechos humanos serán llevados ante la justicia.

"Esta es una clara advertencia a quienes cometen ataques sistemáticos contra la población civil de que serán llevados ante la justicia", afirmó en su turno el embajador alemán, Peter Wittig.

La crisis hace subir al petróleo. En Londres, el precio del barril 'Brent' ha superado los 111 dólares, un 5% más que en la víspera, mientras que el norteamericano 'Texas' ya ha superado la barrera de los 100 dólares. "No se puede hacer pronósticos", afirmó el ministro de Industria, Miguel Sebastián, sobre el techo que pueda alcanzar el precio.

111 DólaresEs el valor del barril del petróleo en Londres por la crisis en Libia.


PUNTO DE VISTA

Jesús Pérez Rodríguez, O.F.M.
ARZOBISPO DE SUCRE

OCUPADOS Y DESPREOCUPADOS

El evangelio de este octavo domingo del tiempo ordinario, Mateo 6,24-34, es sumamente provocador, pues puede parecer ridículo o escandaloso hablar de los pájaros del cielo que encuentran comida y de las flores que se visten de colores y de la confianza total que se ha de poner en la providencia de Dios.

No tengo la menor duda que esta página evangélica resulta fuertemente difícil de entender a los que están sin el pan de cada día, a los que no tienen trabajo, a los que han sido juzgados culpables de algo que no era justo. Pero esta es enseñanza de Cristo hoy también válida para todos. ¿Cómo leer este pasaje evangélico?
“No se preocupen diciendo: ¿qué comeremos, qué beberemos, o con qué nos vestiremos?”. Como siempre Cristo nos está hablando de Dios. Nos quiere enseñar una actitud correcta ante Dios que es Padre. Quiere que creamos firmemente que Él cuida de nosotros, como hijos suyos que somos.
Muchos cristianos tienen dudas de la cercanía y providencia de Dios, sobre todo en los momentos difíciles en que se acumulan desgracias y problemas. Alguno llega a pensar como el pueblo de Israel en el destierro: “me ha abandonado el Señor, mi dueño me ha olvidado”. A veces parece que Dios es ausente, callado.
El hermano de todos, Francisco de Asís, es el santo de la confianza en Dios Padre providente que nos ama a todos. Él miraba con afecto a los pájaros porque veía en ellos un hermoso ejemplo de abandono en las manos de Dios Padre. Él un día dijo a los frailes: “si yo pudiera tener una audiencia con el emperador, le pediría que diera un decreto, ordenando que el día de Navidad se echase grano por los campos y caminos para que hasta los pájaros hagan fiesta por el nacimiento de Cristo”. Pero, ¿no es el Padre del cielo quien alimenta las aves? ¿Por qué preocuparse de encontrarse con el Emperador para pedir a favor de los pájaros? Por qué San Francisco se sentía amparado por el Padre del cielo, pero al mismo tiempo se sentía instrumento de la providencia para tender una mano a los más necesitados para que no faltase sustento para las aves. La fe firme en la providencia no nos exime de la previsión y la prudencia, no es pasivismo e indiferencia.
Dios aparece no sólo como Padre, sino también con rasgos maternales. Es el profeta Isaías quien compara a Dios con una madre. El papa Juan Pablo I afirmó que Dios “más que Padre, es Madre”. Con ello se refería a ese texto del profeta en que aparece dibujado “el rostro maternal de Dios”, como sucede en este texto del evangelio en el que Cristo se compara así mismo a una gallina que cobija a sus polluelos.
Creer en la providencia no es aceptar pasivamente un destino, con actitud fatalista de “así es el destino, así está escrito”. Creer en la providencia no es buscar una respuesta fácil a los interrogantes que suscitan cada día tantas circunstancias calamitosas.
Creer en la providencia, es aceptar que Dios no se ha desentendido del mundo que ha creado. La creación de parte de Dios es la producción total del ser, es hacerlo todo de la nada, como acostumbramos a decir, la creación no ha terminado. Dios sigue produciendo el mundo. Por ello no puede olvidarse de lo que ha creado, le está dando su ser.
Jesús quiere que vivamos de una manera serena y no hacer de las cosas materiales la obsesión de nuestras vidas, que seamos capaces de dar importancia a lo principal. Que sepamos sobreponernos a esa frenética carrera consumística a la que nos invita siempre el dinero. A hacernos comprender que hay algo más importante que la comida y el vestido. Que el dinero no se convierta de medio en fin. Que el corazón sea libre.

Quien cree en la providencia no puede cruzarse de brazos, no puede ser indiferente o pasivo ante el trabajo por hacer en el mundo. Dios nos quiere ocupados en la construcción de un mundo más fraterno y justo. Nos quiere ocupados, pero no preocupados o agobiados. La preocupación distrae las energías que debieran concentrarse en la ocupación. No está predicando una confianza pasiva en la providencia de Dios, olvidando nuestros compromisos o responsabilidades. Sería una falta de responsabilidad descuidar la preocupación por el bienestar de la familia. No es tanto, “no se preocupen”, sino “no se agobien”. No es una invitación a la ociosidad, sino a evitar la angustia, el afán excesivo de poseer más y más.

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