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martes, 26 de abril de 2011

Intervención en Libia divide a los republicanos en el Congreso

En lo que parece ser una reedición de las luchas internas de los republicanos en torno a las intervenciones militares de los años 90 en los Balcanes, la participación de Estados Unidos en la guerra civil de Libia expone serias divisiones entre quienes se autodefinen como conservadores.

Por un lado, a los realistas republicanos que siguen la tradición del ex presidente George Bush (1989-1993) les preocupa claramente que Washington se esté expandiendo demasiado al intervenir en un país que no es “vital” ni para la seguridad nacional ni para los intereses económicos de Estados Unidos.

Los respaldan muchos miembros del cada vez más influyente Tea Party, que está determinado a recortar el enorme déficit federal. A ellos les preocupa que otro compromiso militar sin un plazo definido en Libia, particularmente si se lo posterga, pueda volver mucho más difícil su misión.

En su contra están los neoconservadores y sus aliados en el Congreso legislativo, particularmente el senador John McCain, quien en 2008 fue candidato presidencial republicano. McCain exigió que el presidente Barack Obama tome todas las medidas necesarias, entre ellas armar y entrenar a rebeldes y ampliar la lista de blancos de ataques de Estados Unidos y OTAN para derrocar al líder libio Muamar Gadafi. Como ocurrió con las guerras de los Balcanes en los años 90, los conservadores están forjando alianzas con intervencionistas liberales del Partido Demócrata y, en la medida de sus posibilidades, dentro del Gobierno, a fin de lograr su objetivo. Sin embargo, habrá que ver si tienen el mismo éxito que obtuvieron con Bill Clinton.

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