domingo, 24 de abril de 2011

«Los cambios en Cuba se están dando lentamente»

Tras los cambios anunciados esta semana, con el paso a retiro de Fidel Castro, la asunción de Raúl Castro como máximo dirigente del Partido Comunista y la concentración de todo el poder en la ‘vieja guardia’ de la Revolución, Cuba enfrenta un momento crítico en el que impulsa una mayor apertura de su economía, pero sin mayores cambios en el plano político. De estos y otros temas habló Michael Shifter, director del prestigioso centro de estudios Diálogo Interamericano con sede en Washington (EEUU).
- ¿Cómo observa los resultados del VI Congreso del Partido Comunista de Cuba y la decisión de dejar en manos de la “vieja guardia” los ajustes a la Revolución cubana?
- Da la impresión de que Raúl Castro ha consolidado su control del poder y trata de dar algunos pasos para lidiar con la acuciante debacle económica que enfrenta Cuba. Pero la vieja guardia se mantiene en su lugar, y no hay ningún signo de una renovación seria del liderazgo, por lo que es difícil hablar de cambios políticos en ningún sentido. Si hay alguna transición en Cuba, está ocurriendo a un paso muy lento.
- Fidel Castro deja todos los cargos del poder después de 48 años de influencia en Cuba y América Latina. ¿Qué análisis hace de esta figura emblemática, denostada y alabada por diversos sectores políticos?
- Fidel Castro es una figura emblemática que va más allá de su propia vida, no sólo en América Latina sino en todo el mundo. Es difícil pensar en otro liderazgo político que haya concentrado tanta atención y que genere tantas posiciones y pasiones encontradas. Su carisma, inteligencia y sentido estratégico son reconocidos ampliamente, y tiene amplios créditos por su decisión de enfrentarse a Estados Unidos por más de medio siglo. Sin embargo, él ha encabezado un régimen represivo que tiene enormes costos para la población cubana y ha dejado un país con profundos problemas sociales y políticos sin resolver.
- ¿Cómo ve que las nuevas generaciones de líderes cubanos no fueron tomados en cuenta en este proceso?
- Este es un proceso muy cauto y calculado cuidadosamente, y cualquier renovación real o cambios significativos de liderazgo podrían presentar algunos riesgos para el actual régimen. Por lo pronto, el VI Congreso del Partido Comunista de Cuba fue decepcionante ya que mucha gente esperaba que el régimen cubano vaya más allá en las reformas y de paso a las nuevas generaciones. Sin embargo, esto refleja que hay preocupación al interior del régimen sobre cambios que vayan demasiado rápido y en varios frentes al mismo tiempo.
- ¿En qué medida se pueden esperar verdaderos cambios en Cuba con este escenario?
- Los cambios reales en Cuba llegarán, sin duda, pero tomarán un buen tiempo antes de que podamos verlos aparecer. Mientras Raúl Castro y especialmente Fidel Castro estén en la escena será difícil que se produzcan cambios profundos en la isla. Los cambios económicos son importantes, pero se han dado más por las difíciles condiciones de la economía más que por una decisión de cambios de las cúpulas. Aún así todavía no está claro cuán exitosas pueden ser las medidas que se han puesto en marcha, o cómo enfrentará Raúl Castro las frustraciones y protestas que puedan surgir por las duras medidas que se han decidido. Eso será una verdadera prueba para Castro.
- ¿Si no habrá cambios en el corto plazo, se puede pensar que la gente comience a reclamarlos desde adentro como ocurrió en los países árabes?
- Es difícil pensar que los cambios ocurridos en Oriente Medio puedan tener algún efecto sobre el proceso cubano, incluso de forma indirecta. Es cierto que el mundo hoy está mucho más integrado y conectado tecnológicamente para pensar que no pueda haber ningún efecto. Pero al mismo tiempo la situación en Cuba es muy diferente de lo que está ocurriendo en el mundo árabe, donde se están produciendo profundas transformaciones. Las realidades son muy diferentes y, además, hay una distancia geográfica muy grande, por lo que Cuba no está dentro del dominó de este histórico proceso que se da en el mundo árabe.
- ¿Qué impacto tiene para la izquierda en América Latina esta salida por la continuidad en Cuba mientras se vislumbra un retroceso del proyecto bolivariano de Chávez y Evo Morales?
- La izquierda más autoritaria en América Latina está pasando por un periodo muy difícil. Cuba aparece como un país estancado, que sólo se mueve lentamente hacia adelante con ciertas medidas económicas. El experimento bolivariano no está produciendo resultados positivos ni significativos, ni siquiera en Venezuela, que aún se beneficia con los altos precios del petróleo. Las experiencias más atractivas en la región están en Brasil y, quizás, en Chile, e incluso en Colombia, todos países con tendencias ideológicas importantes. Pero estos países comparten un compromiso con el crecimiento económico con progreso social para la mayoría y con políticas democráticas muy firmes. Esa parece ser la fórmula que funciona mejor.
- La visita del presidente de Estados Unidos Barack Obama dio señales de un acercamiento con la región, pero no se visualiza una política para abrir una agenda de largo plazo con América Latina. ¿Ud. coincide con este análisis y qué implicancias tuvo este viaje para la región?
- La visita de Obama a la región tuvo mucho de simbolismo, más que de substancia. Fue una oportunidad para que Obama se presente a los latinoamericanos, para comunicar que la región es importante para Estados Unidos, y que él reconoce los importantes cambios que se están dando en la región. Sin embargo, él no llegó con un plan detallado o con iniciativas concretas. Eso no quita que se hayan puesto las bases para establecer, para mejorar la relación con la región. Las relaciones de EEUU con Brasil durante la gestión de Lula da Silva no fueron las mejores, y ahora pueden cambiar con la presidencia de Dilma Rousseff.

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