viernes, 17 de junio de 2011

Chile: aumentan paros de estudiantes y profesores

El último balance entregado por el Ministerio de Educación chileno no es nada de auspicioso: 122 colegios y cerca de cuarenta en toma en todo Chile.

A esto hay que sumar 20 universidades movilizadas o en paro. Todo este escenario incomoda evidentemente a uno de los ministros mejor evaluados del gobierno de Sebastián Piñera.

Los estudiantes acusan al ministro de Educación, Joaquín Lavín, de dilatar mas allá de lo necesario el diálogo. El ministro por su parte argumenta una marcada rigidez de los estudiantes. El descontento va en alza; este jueves 16 es el gran paro de universitarios y profesores, al que se la han sumado en las últimas horas los estudiantes secundarios.

Qué se busca con estas manifestaciones masivas es la pregunta que formulamos a los dirigentes. La respuesta es clara: reforzar las demandas estudiantiles y manifestar el descontento con el lucro en la educación. Jaime Gajardo, presidente del Colegio de Profesores, ha señalado que el paro de estudiantes tiene como objetivo poner fin a la educación de mercado, de la cual culpan al actual ministro de educación, Joaquín Lavín.

En esta historia hay varias aristas, ya que para la gran marcha de este jueves 16 se sumaron los trabajadores subcontratados de la División El Teniente de Codelco, que es la confederación de trabajadores del cobre. ¿Por qué se ha producido esta alianza? Por un motivo claro: aducen que Chile no había recibido nunca tanto dinero de las exportaciones cupríferas como en la actualidad. La libra de este metal está cotizándose sobre los 4 dólares, lo que en la práctica asegura un ingreso tremendamente positivo para las arcas fiscales. De ahí entonces la suma de sectores en este paro de actividades.

Discurso reduccionista

Este pasado martes se efectuó una reunión entre los miembros del Consejo de Rectores de las Universidades chilenas, organismo que agrupa a las 25 universidades tradicionales y de más alto prestigio en el país, y el ministro Lavín. Tras la cita, fue el rector de la Universidad de Talca, Álvaro Rojas, quien indicó “hasta el momento el discurso del gobierno ha sido reduccionista respecto de la educación técnica. Quisiéramos que el ministro Lavín se comprometa con temas como la ciencia, tecnología, innovación, que son parte de la reforma a la educación superior y que ahora son los parientes pobres”, concluyó.

Para el presidente del colegio de profesores, Jaime Gajardo solicitó que el ministro Lavín deje de “demonizar el movimiento y que entienda de una vez por todas que esto es un tema país, un tema debate nacional y transversal”. En tanto Camila Vallejo, presidenta de la federación de estudiantes de la Universidad de Chile, pidió a las autoridades un diálogo integral, abierto y que realmente se ponga sobre la mesa de discusión las grandes problemáticas de la reforma profunda a la educación y las necesidades que tiene el país.

Fortalecimiento de instituciones

Así las cosas, conversamos con Camilo Ballesteros, Presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Santiago de Chile, con quien buscamos conocer los motivos del origen de este paro. Lo primero fue consultarle por los puntos de discordia que han producido esta situación álgida y sin vías claras de pronta solución. Su respuesta es tajante, “necesitamos que el gobierno entienda que es urgente fortalecer las instituciones públicas y estatales, particularmente al profundizar la enseñanza a nivel universitario público. Esto hará que las carreras hagan crecer a la propia universidad. Las universidades deben proporcionar el material humano estratégico para hacer crecer el país. Un país con una educación pública fuerte es el mejor aval para un Estado y una nación. Un país tiene que apostar a tener ciudadanos, que sea una masa crítica y que vayan generando cosas”. Otro de los factores que nos señala Ballesteros es la marcada diferencia que existe entre las universidades privadas y las públicas. Nuestro entrevistado estima que debe existir una regulación para las privadas.

Esta regulación debe indicar, por ejemplo, la cantidad de matrículas que tienen, sobre todo en las carreras que están sobre explotadas y que en la práctica son un engaño para el estudiante”.

Todo lo que nos comenta el presidente de la federación de estudiantes apunta a que el propio Estado sea un contralor de los aranceles, sus mallas curriculares, las exigencias que se plantea a los estudiantes; dicho de otra forma, quién o quiénes garantizan que lo que paga un alumno lo transforma en un ciudadano útil a la sociedad y no para a ser un cesante con título. Esos son los puntos a grandes rasgos por los que se movilizan los estudiantes universitarios en Chile.

Origen del problema

Luego le preguntamos sobre la génesis de este problema, porque hay antecedentes de muchos años que dicen relación con los paros, sin ir más lejos la llamada “revolución de los pingüinos”, hecho que alude a las protestas de los estudiantes secundarios, a los que en forma cariñosa se le llamó así en época de la ex presidenta Bachelet. Camilo Ballesteros hace una aclaración al indicarnos que esto es todo un proceso que se remonta al año 1981, que es la fecha en la que se genera la última reforma a la educación.

Hoy en día se busca actualizar y generar todo un cambio en la educación, ya que es sabido que existe una baja taza laboral en la misma área de estudio, mucho endeudamiento de los estudiantes y otros factores que hacen que se haga urgente un cambio profundo en esta materia.

En la historia estudiantil chilena existen múltiples paros, de los cuales no estamos tan seguros que sus gestores obtuvieren éxito en todos sus planteamientos, y ahí justamente apuntó la nueva consulta. Nuestro entrevistado nos dice que el éxito va a depender de la misma movilización. “Ha habido movilizaciones muy importantes, como la del año 2005, que para algunos no fue un triunfo, pero no olvidemos que se aseguró un financiamiento para muchos estudiantes, sobre todo para los sectores de más bajos ingresos económicos.

Las movilizaciones del año 2007 permitieron más participación de los estudiantes en la toma de decisiones al interior de las universidades”.

Dentro de este recuento, el presidente de la Feusach nos marca un año malo según su criterio: fue el 2008, en el que se logró avanzar muy poco, porque las demandas eran muy malas desde su punto de vista. Y nos acota, “el éxito o fracaso va a depender mucho de lo profundo y valedero de las peticiones”.

Defensa de derechos estudiantiles

Los estudiantes chilenos se manifiestan seguros que están jugando un papel muy importante, y no es otro que defender todos los derechos de los estudiantes que están insertos en el ámbito de la educación superior. Lo que ellos solicitan al gobierno es la pronta incorporación de algunos beneficios que tienen que ver con la incorporación de recursos del sector público a las instituciones estatales, reestructuración de cómo se entregan las becas de estudio, aumento del fondo solidario para alumnos de pocos recursos, mejora de la infraestructura de la educación; en general un aumento de los aportes a las instituciones públicas.

Estos puntos son los que además motivan a los estudiantes, para que una vez que se incorporen a la agenda educacional, el gobierno establezca una mesa de conversación con todos los sectores. Camilo Ballesteros sentencia “en la medida que el Gobierno sea capaz de darnos respuesta a estos pisos mínimos y un margen de discusión, nosotros vamos a estar dispuestos a trabajar con ellos”. La nota que los dirigentes ponen al accionar del ministerio es de solo un 3,7 (en Chile las calificaciones van de 1 a 7) y el motivo es muy claro: los estudiantes llevan un año y medio haciendo solicitudes, las que a la fecha no han sido respondidas.

Recién ahora la figura del ministro Lavín está tomando parte más activa en las peticiones de los estudiantes chilenos y eso ha significado que se fricciona mucho las cosas, al extremo de tener la cifra consignada al inicio de este informe: 122 colegios secundarios y 20 universidades en paro o en toma, lo que para este país es una cifra fuera de toda racionalidad. La gran masa estudiantil está pidiendo mejora en sus propios sectores de competencia.

Ojalá las autoridades abran las puertas del diálogo y podamos ofrecer a nuestros jóvenes una expectativa educacional y profesional con un futuro más promisorio. Son ellos los herederos de este Siglo XXI, y también quienes nos pedirán cuenta de la herencia que les estamos dejando.

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