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miércoles, 15 de junio de 2011

La UE deja a Grecia al borde de la bancarrota; no hay acuerdo

Las autoridades económicas buscan una solución de socorro a Atenas con participación del sector privado que no sea considerada por los mercados como una quiebra técnica disfrazada.

Cómo evitar lo que desencadenaría un tsunami financiero era el tema de debate, si bien a la entrada las posiciones de los partidarios de implicar por la fuerza en el rescate heleno al sector privado (capitaneados por Alemania, cuyas tesis dan pábulo a la insolvencia griega y con ella al cuestionamiento de la eurozona por los mercados) y quienes abogaban por la gradualidad de la participación voluntaria (Banco Central Europeo, Francia, Bélgica y España, entre otros) estaban firmemente delineadas. La vicepresidenta española, Elena Salgado, apuntó, sin detallar, que hay soluciones intermedias.

El italiano Mario Draghi, presidente del Banco de Italia y próximo presidente del Banco Central Europeo (BCE), que ayer compareció ante la Eurocámara para pasar su primer examen, recordó cómo a principios de los años 90 su país padeció una crisis más grave aún que la de hoy Grecia y cómo se salvó gracias a reformas estructurales que necesitaron su tiempo para hacer efecto. Italia no es un ejemplo tranquilizador, pero ante la presente situación todo vale.

El alemán Wolfgang Schäuble llegó a la reunión sin ceder un milímetro. Y así salió. El encuentro, dijo al término del mismo, se cerró “sin progresos”. “No hay resultados”, remachó. Si los hay al final, pueden llevar tiempo. El ministro luxemburgués Luc Frieden aseguró incluso que las discusiones pueden llegar a julio. Berlín ayudará a Atenas, naturalmente, “pero está claro que la participación del sector privado es un elemento de un programa adicional”. Es decir que el sector privado (banca, aseguradores y fondos de inversión y de pensiones) debe soportar ineludiblemente parte del esfuerzo.

La idea del socorro privado, que nació como una posibilidad hace meses, está ya consolidada y el debate se centra en si hacer obligatoria esa intervención privada (escuela alemana) o permitirla de forma voluntaria (BCE y la mayoría de los socios). Entre ambas posturas se busca el punto de equilibrio. “La mayoría de los países han indicado que es crucial algún tipo de participación del sector privado”, declaró el ministro finlandés, miembro de un Gobierno duro con Grecia y alineado con Berlín hasta que ayer mostró flexibilidad. “Quiero subrayar que hay que evitar a toda costa una nueva crisis financiera”, dijo. Y añadió: “El equilibrio es muy difícil”.

Un analista apuntaba que alguien tendrá que ceder para evitar una crisis financiera a gran escala.

La crisis se frena con 105.000 MM

La reunión deriva de la certidumbre de que los 110.000 millones de euros comprometidos el año pasado por la UE y por el FMI para sacar a Grecia del agujero son claramente insuficientes y que harán falta más millones, se habla de otros 105.000 mil millones de euros. El País

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