miércoles, 24 de agosto de 2011

Potencias buscan asegurarse el negocio del petróleo libio

Aunque se veía venir desde que en mayo la OTAN decidió intervenir en la guerra civil libia, las principales potencias con intereses petroleros en el país del norte de África se apresuraron a aclarar que sus contratos no eran con Muamar Gadafi, sino con el “Estado”.

Por ello, apenas un día después de la toma de Trípoli, los socios del antiguo régimen libio han recordado a los rebeldes que los contratos deben mantenerse vigentes en beneficio “de la prosperidad del país”.



Antes de la guerra, el país norteafricano extraía 1,6 millones de barriles de petróleo diarios, el 2% de la producción mundial, el tercer mayor volumen de África tras Nigeria y Angola. Hoy apenas produce 50.000 barriles, por lo que será necesario mucho tiempo para volver a la normalidad, recuerda el diario español El Mundo.



Aunque la guerra civil redujo a menos de una cuarta parte su actividad, ésta nunca paró y Qatar vendió el crudo en nombre de los rebeldes mientras el régimen de Gadafi se embolsaba otros cientos de millones de dólares con las refinerías que controlaba.





“Es una trama maquiavélica. Mientras el país se desangraba en una guerra, el dictador se aseguraba de que su familia no quedaría al margen de las utilidades de la explotación petrolera”, opina el analista Pete Garrison en la cadena Fox News.

Los intereses petroleros

A nadie se le escapa que numerosas petroleras europeas tienen intereses en Libia.

La española Repsol extraía antes del conflicto cerca de un 4% de su producción en el país norteafricano, donde contaba con aproximadamente una veintena de trabajadores.

No obstante, también destacan la italiana Eni, con una exposición del 14% de su producción en Libia, seguida por la austriaca OMV (9% de su producción), la francesa Total (3%) y la noruega Statoil (0,2%).



Una vez depuesto el coronel libio, actualmente desaparecido tras cuatro décadas de dictadura, los rebeldes analizarán los apoyos recibidos durante la guerra civil.

“No tenemos problemas con empresas de países occidentales como las italianas, francesas o británicas, pero tenemos que tratar unos asuntos políticos con Rusia, China y Brasil”, advierte Abdeljalil Mayouf, responsable de información de la petrolera rebelde Agoco.

De todos modos, según el economista Alfred Roseberg, “nadie en la oposición libia es tan estúpido como para desmarcarse de las empresas occidentales. Eso equivaldría a un suicidio financiero para un país en guerra”.

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