lunes, 28 de noviembre de 2011

Nuevas revelaciones en caso Strauss Kahn sustentan teoría del complot

Una investigación periodística con información inédita arroja más dudas sobre el escándalo: una BlackBerry desaparecida, un GPS desactivado, un festejo en el hotel.

Este fin de semana, la New York Review of Books publicará un artículo firmado porEdward Epstein, periodista de investigación, con información inédita sobre un caso que algunos consideraban ya cerrado, al menos en su primer capítulo.

Recordemos que en el mes de mayo pasado, Dominique Strauss Kahn (DSK), entonces director general del Fondo Monetario Internacional (FMI), fue arrestado por la Policía de Nueva York debido a la denuncia formulada por una empleada del Hotel Sofitel de esa ciudad que aseguró que el economista francés la había agredido sexualmente y que había intentado violarla.

Los cargos en su contra fueron retirados unos meses después al desmoronarse la credibilidad de su acusadora, Nafisatou Diallo, una inmigrante de nacionalidad guineana.

Pero el caso le costó a DSK su puesto en el FMI y la carrera hacia la presidencia de Francia por el Partido Socialista, en momentos en que todas las encuestas lo colocaban como el político mejor posicionado para ganar las elecciones generales de mayo de 2012. Lo llamativo fue que el propio economista había adelantado a sus amigos que temía ser víctima de una trampa poco antes del episodio del Sofitel.

Ahora, según lo que adelanta el sitio Rue 89, en la nota que publicará la New York Review, Epstein revela que, poco antes de su arresto en Nueva York, DSK habría tenido la sospecha de que su BlackBerry estaba hackeada.

Aquella mañana, el funcionario recibió el llamado desde París de una de sus colaboradoras, quien le informó que un mail que había enviado a su mujer, Anne Sinclair, había sido leído en la sede de la UMP, el partido del actual presidente francés, Nicolas Sarkozy.

Preocupado, Strauss Kahn llamó a su esposa a las 10:03, cuenta Epstein, desde la BlackBerry provista por el FMI, para decirle que sospechaba que su teléfono podía estar intervenido. También le pidió que previera que, una vez de regreso en Francia, un experto revisara el teléfono y también el iPad.

Otro elemento que aporta la investigación de Epstein es que, a las 13:33 hora de Nueva York, una de las cámaras de vigilancia del hotel registró a dos miembros del equipo de vigilancia, Brian Yearwood y otro no identificado (pero que se sabe es el hombre que acompañó a Nafissatou Diallo hasta la seguridad del establecimiento), haciendo una especie de baile celebratorio, chocando las palmas de las manos como autofelicitándose, y ello por espacio de 3 minutos. Luego, se dirigen a la entrada de servicio del Sofitel, para esperar la llegada de la policía.

Esptein se pregunta acerca de las razones de este festejo, pero deja la respuesta a consideración de los lectores. También se dice sorprendido por el hecho de que estos hombres hayan esperado más de una hora antes de llamar a la policía y señala que sólo lo hicieron luego de recibir un llamado de su superior, John Sheehan.

También recuerda los lazos entre René-Georges Querry, director de Seguridad deAccor, la empresa dueña de la cadena Sofitel, y el coordinador nacional de Información de la presidencia francesa, Ange Mancini.

En su investigación, Epstein vuelve sobre el misterio de la habitación 2820 a la cual había entrado Nafissatou Diallo luego de su encuentro con DSK en la suite que éste ocupaba en el mismo piso. En su primera declaración, la mujer omitió señalar esto a la policía. El dato surgió de su tarjeta magnética. También había entrado a esa habitación antes de ir a la suite de DSK. Epstein no pudo lograr que el hotel le informara quién ocupaba la 2820.

Finalmente, el otro hecho extraño es que la BlackBerry supuestamente hackeada posteriormente desapareció. Más precisamente, DSK llamó desde el aeropuerto al hotel para preguntar si su teléfono había quedado allí. Con la policía delante, el empleado del Sofitel que respondió el llamado dijo que sí -engañosamente- y que le sería enviado. Fue para demorarlo mientras la policía iba a buscarlo. Lo cierto es que el teléfono nunca fue recuperado, impidiendo de este modo corroborar si había sido o no manipulado por otra persona.

Lo que sí pudo comprobarse es que, a las 12:51, es decir, 45 minutos después del encuentro entre DSK y Diallo, la BlackBerry fue apagada y su sistema de localización GPS desconectado. Según los expertos a los que consultó Epstein, no cualquiera puede desactivar un GPS.

Ya de regreso en su país, DSK ve nuevamente su nombre ligado a asuntos de sexo, en el marco de una investigación policial sobre una red de prostitución. El ex funcionario anunció que demandará a los diarios franceses que han publicado mensajes que le son atribuidos, en lo que él considera una violación a su intimidad.

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