La violencia volvió a apoderarse de las calles de Egipto ayer, en una jornada de represión que dejó al menos tres muertos y 250 heridos, así como numerosos arrestos cuando los manifestantes intentaban copar la plaza Tahrir.
Los muertos fueron confirmados por el Ministerio de Salud egipcio, mientras médicos de los hospitales de campaña reportaron que las víctimas mortales podrían aumentar.
En tanto, fuentes oficiales hablaron de 220 heridos, aunque en las redes sociales esa cifra subió a 250. La represión se produjo casi un mes después de otro enfrentamiento entre manifestantes y fuerzas de seguridad que dejaron al menos 40 muertos.
Los militares lanzaron piedras y bombas Molotov contra los manifestantes, lanzaron además muebles desde los techos de los edificios y usaron balines de goma.
“Brutal, bárbara, la más grave violación de todas las leyes humanas”, afirmó Mohamed el Baradei, candidato en los comicios presidenciales egipcios y ex director de la Agencia Atómica Internacional (AIEA). En ese sentido, El Baradei se preguntó: “Cuáles son los poderes de los militares para intervenir?”.
Por su parte, un manifestante dijo: “Tiene un sabor fuertemente irónico que los militares lancen piedras y bombas Molotov contra los manifestantes desde el palacio del Parlamento, lugar que representa el poder del pueblo”, comentó uno de los manifestantes.
Anoche, la situación proseguía tensa, mientras manifestantes y dirigentes políticos buscaban caminos para restablecer la calma.
Los episodios de violencia se produjeron al día siguiente de terminar el segundo turno de las elecciones legislativas en Egipto, tras la primera vuelta efectuada el 28 y 29 de noviembre.
Hasta ahora, los Hermanos Musulmanes y los salafitas de Al Nur, ambos de tendencia islámica, son las fuerzas que están resultando exitosas con respecto a los partidos laicos. Esas fuerzas difundieron un comunicado para pedir al Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas que pase el poder a los civiles lo más rápido posible.
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