lunes, 19 de diciembre de 2011

Indignación popular contra la represión militar en Egipto

Lejos de que la normalidad vuelva al centro de El Cairo, las muestras de indignación popular contra la represión de las fuerzas de seguridad marcaron ayer el tercer día de disturbios sin que se vislumbre el final de la violencia.

Al menos diez muertos, medio millar de heridos y 181 detenidos han dejado los choques iniciados el pasado viernes durante el desalojo de un grupo de personas acampadas que protestaba frente a la sede del Gobierno.

En un ambiente de tensión creciente, los manifestantes y la policía militar volvieron a enfrentarse en las inmediaciones del Consejo de Ministros y el Parlamento, donde cayeron piedras de ambos lados.

Colocados en las azoteas de edificios adyacentes, hombres vestidos de paisano apedrearon a los congregados en las céntricas calles de Qasr al Aini y Sheij Rihan, lo que causó un alto número de heridos, trasladados en motos o por su propio pie hasta los hospitales de campaña.

En esos puntos cercanos a la plaza de Tahrir llegaron refuerzos militares, que también emplearon cañones de agua para dispersar a los manifestantes en un ambiente caldeado por el lanzamiento de cócteles molotov.

La rabia se podía notar en las caras de los numerosos egipcios que, en corrillos, discutían los últimos acontecimientos y las imágenes impactantes de la víspera, como la de la mujer golpeada y desnudada por la policía militar, o el incendio de la Academia Científica de Egipto, una de las mayores bibliotecas del país.

“La Junta Militar se está volviendo un problema”, dijo a EFE la egipcia Merbat Saad, al tiempo que un grupo de voluntarios llevaba en bolsas algunos ejemplares semicarbonizados que rescataron de la destruida biblioteca, que albergaba unos 200 mil volúmenes que datan de 1798.

Como hace un mes hiciera en la cercana calle de Mohamed Mahmud, el Ejército levantó un muro de hormigón en Qasr al Aini, lo que no impidió nuevos enfrentamientos. “Quieren seguir construyendo muros hasta acorralarnos y atacarnos”, señaló la joven Mai Mohamed, para quien el trato de las fuerzas del orden está siendo “inhumano”.

Los jóvenes revolucionarios insisten en reclamar un Gobierno de salvación nacional que asuma el poder durante la transición democrática y rechazan de plano el Ejecutivo de Ganzuri, nombrado por la Junta Militar a raíz de la crisis anterior. Por el momento, los dirigentes castrenses no parecen dar su brazo a torcer y han negado cualquier tipo de responsabilidad en los disturbios.

Egipto se halla inmerso en un largo proceso electoral que por ahora ha contado con un 60% de participación, según las últimas cifras oficiales.

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