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miércoles, 23 de mayo de 2012

Egipcios se debaten entre regresar al pasado o apostar por islamistas

Un año, tres meses y 12 días después del ocaso del último faraón, 52 millones de egipcios inauguran este miércoles las primeraselecciones presidenciales de su breve historia democrática. Dos islamistas y dos figuras del régimen derrocado compiten por el trono vacío de Hosni Mubarak.

En Heliópolis, cerca del palacio presidencial del ex presidente egipcio, aguardan en la cola para votar. Mnsrin Salah, una profesora universitaria, se muestra emocionada al participar en las primeras elecciones presidenciales de su vida después de 30 años del régimen de Mubarak. "La victoria de Shafik (la bestia negra de Tahrir) supondría volver al antiguo régimen. Lo que Egipto necesita es un presidente moderado, fuerte y justo que se interese por la educación, la seguridad y el paro".

Son muchos los que temen que los egipcios se inclinen por el ex primer ministro de Mubarak Shafik, preocupados por la seguridad y la estabilidad del país.Precedidos por una insólita y frenética campaña que ha recorrido el vasto territorio egipcio, los comicios que se prolongarán hasta mañana jueves son una de las últimas fases de quince meses de traumática transición.

Aunque la Junta Militar ha insistido en su compromiso de velar por una votación "cien por cien transparente", unos 9.700 observadores de medio centenar de organizaciones –entre ellas tres extranjeras- vigilarán los colegios electorales. Además, miembros de algunos de los grupos juveniles que lideraron las revueltas también se han sumado al proceso bajo el lema ´La revolución está observando´.

Con unas inciertas encuestas, el veredicto de las urnas es una incógnita acrecentada por el elevado porcentaje de indecisos. Los últimos sondeos situaron en cabeza a los ´felul´ (remanentes del régimen disuelto), representados por el ex secretario general de la Liga Árabe Amro Musa y el último primer ministro de la era Mubarak, el militar retirado Ahmed Shafik.

Musa, de 75 años, se ha pateado el país en busca de las zonas rurales y las lealtades tribales. Y Shafik, considerado el rostro de la contrarrevolución, tiene su granero de votos en los nostálgicos de la dictadura y los leales a las Fuerzas Armadas.

En el bando opuesto, el moderado Abdel Moneim Abul Futuh y el candidato de los Hermanos Musulmanes Mohamed Mursi libran batalla por el público islamista. Abul Futuh, un pediatra de 60 años que fue expulsado el pasado año de la Hermandad, cuenta con el respaldo de los salafistas del partido Al Nur y la ex organización terrorista Al Gama al Islamiya pero ha realizado una intensa campaña para postularse como el aspirante capaz de aunar a izquierdistas, liberales, barbudos y revolucionarios en un país con una creciente polarización.

La gran braza de Mursi, que ha explotado un discurso ultraconservador, es precisamente el poder de la cofradía musulmana fundada en 1928. Está por ver si su maquinaria electoral, alimentada por las redes de caridad y el respaldo de unos mediáticos jeques, logra aupar a la presidencia a un ingeniero sin carisma que arrastra en la calle egipcia el sambenito de ser "un neumático de repuesto" tras la descalificación del candidato inicial, el magnate Jairat el Shater. Su brazo político La Libertad y la Justicia logró cerca de un 40 por ciento de los sufragios en las recientes elecciones parlamentarias.

El remoto antecedente de 2005

Fascinados por la retórica de los mítines, pocos recuerdan ya las que en 2005 el régimen vendió como las primeras elecciones de la tierra de los faraones. En aquel simulacro Hosni Mubarak cosechó el 88,6 por ciento de los sufragios y un hombre, el liberal Ayman Nur, logró con un raquítico pero heroico 7,3 por ciento plantar cara al autócrata. Ahora, excluido de la carrera presidencial por la Comisión Electoral, Nur reconoce a ELMUNDO.es que "no es la democracia soñada". "Pero el país respira mejor que antes", agrega el abogado que en castigo por su afrenta padeció 4 años de prisión.

La guerra de los símbolos

En un país donde el analfabetismo todavía es una lacra, las papeletas de voto se convierten en un largo pliego de símbolos. Los 13 candidatos en liza –dos de ellos se retiraron en plena campaña- eligieron los iconos con los que seducir a los electores. Así, Shafik optó por la escalera; Musa prefirió el sol; la Hermandad escogió la balanza y Abul Futuh seleccionó el caballo. Un águila, un árbol, una mítica pirámide o una singular hacha son algunos de los emblemas de los candidatos con menos posibilidades.

El último fruto de la primavera egipcia llega tras un largo proceso que degeneró en culebrón cuando una decena de candidatos fueron descalificados por la Comisión Electoral. Muchos egipcios creen ahora que la elección del ´rais´ será la panacea a todos los males que sufre el país desde la caída del autócrata y la errática administración de los uniformados. Pero lo ciertos es que el sucesor de Mubarak afrontará retos faraónicos como pilotar el camino hacia la democracia, calmar la calle y negociar el encaje del ejército en el nuevo andamiaje.

Si nadie logra la mitad de los sufragios en la primera ronda, la población regresará a las urnas los próximos 16 y 17 de junio. Según la hoja de ruta de la autoridad castrense, el próximo 1 de julio el nuevo jefe del Estado recibirá el poder y los militares emprenderán el camino a los cuarteles

Fuente: elmundo.es

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