domingo, 20 de mayo de 2012

Ultraderecha crece en Europa

Escindidos entre la austeridad y los recortes necesarios para permanecer en la Eurozona, y el rechazo del yugo de una moneda común que frena el crecimiento, los ciudadanos griegos han sido llamados a elegir autoridades en mayo, y ante el fracaso de toda coalición para formar gobierno, volverán a las urnas en junio.

Los resultados de las elecciones, sin embargo, sacaron a la luz, para los ojos desprevenidos de Occidente y del mundo, un dato tan nuevo como firme en la política occidental: la extrema derecha del partido Aurora Dorada entró en el parlamento. Uno de cada diez griegos quiere a los migrantes, sean latinoamericanos o asiáticos, deportados fuera del país.

Novedad. A diferencia de otros países europeos, en Grecia no existían partidos ni posiciones de extrema derecha desde el fin de la llamada “dictadura de los coroneles” en 1974. Sí era famoso el país como reservorio de posiciones de extrema izquierda, de anarquismo variado y militante, de nacionalismo irredentista, anti-turco y antieuropeo. Pero en esta nación de 11 millones de habitantes, en las últimas elecciones, los ultraderechistas neo-fascistas de Chrysi Avgi (Aurora Dorada) no estuvieron lejos del 10% de los votos. Nikolaos Michaloliakos, el fundador del Partido en 1994, dice que los 235 candidatos que presentó a las elecciones son campesinos, pastores, obreros y oficiales retirados.

Al neonazismo indisimulado de Aurora Dorada se suma, con apenas menos votos, el nacionalismo religioso de la Concentración Popular Ortodoxa (O Partido Laos, en griego, pueblo), que también ha expresado su apoyo a la repatriación masiva de los inmigrantes indocumentados, alegando que se trata de una precondición para la recuperación económica.

“La gestión demográfica debe pasar por la expulsión de cientos de miles de inmigrantes indocumentados. Atenas se ha visto colapsada como destino turístico debido a los inmigrantes indocumentados, por lo que no puede haber una recuperación económica a menos que cientos de miles abandonen el país”, manifestó recientemente en su web el portavoz de LAOS, Giorgos Kyrtsos.

La derechización europea no se limita ni ha nacido en el extremo balcánico, el más desfavorecido de la Eurozona. En la segunda economía europea, Francia, en la primera vuelta electoral de las presidenciales, el 22 de abril, uno de cada cinco ciudadanos eligió a un partido que allí sí tenía tradición en negacionismo del Holocausto, en políticas antimigratorias, en xenofobia en general y en Islamofobia en especial, en defensa de los pequeños propietarios y obreros y campesinos desempleados: el Frente Nacional de Marine Le Pen, hija del defensor del colonialismo francés en Argelia, Jean-Marie Le Pen.

Uno de los artículos más leídos y comentados en el semanario liberal británico The Economist, preguntaba el 24 de abril: “¿Es racista el 18% de los franceses?” Otro semanario británico, pero de izquierda, The New Statesman & Society, concluía así su cobertura del juicio en Oslo al noruego ario puro Anders Breivik que decía haberlo aprendido todo de Al Qaeda en su masacre de un centenar de compatriotas para combatir el “multiculturalismo”: “Lo más inquietante, siniestro del juicio es la creciente ola de adhesiones que este crimen racista va formando espontáneamente en toda Europa”.

Extremistas en países de la UE

España

El Partido Popular en el poder suprimió la asistencia médica a los migrantes sin residencia.

Hungría

El Partido Populista, también en el poder, lleva adelante una política antimigrante, antisemita y antigitana.

Dinamarca

La derecha, segundo partido, es declaradamente islamofóbica.

Holanda

El partido antiislámico provocó la caída del Gobierno, al favorecer las jubilaciones antes que nuevas fuentes de trabajo.

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