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miércoles, 27 de junio de 2012

Mexicanos votarán en medio de la inseguridad y la violencia

En un contexto de balaceras, secuestros, masacres y decapitaciones, millones de mexicanos votarán el domingo en algunas zonas que están bajo un virtual estado de guerra, como es el caso de Veracruz, tomado por militares encapuchados que enfrentan a los narcotraficantes en la calle, a plena luz del día.

Desde el faro de la Marina, francotiradores vigilaron el lunes la tribuna en el Malecón de esta ciudad, donde los candidatos cerraron su campaña en medio de un despliegue de seguridad que, en el caso del favorito, Enrique Peña Nieto, incluyó detectores de metales.

“Quien gane que calme esto. Estamos cansados de tanta matanza. Da miedo salir: me tocó una balacera cuando andaba comprando y vi caer muerto al vendedor”, contó a AFP Elia Espinoza, ama de casa de 56 años.

Asignatura pendiente

No obstante, tanto Peña Nieto, del Partido Revolucionario Institucional (PRI), como el izquierdista Manuel López Obrador y la oficialista Josefina Vázquez Mota, del conservador Partido de Acción Nacional (PAN), apenas tocaron el espinoso y complejo tema de la violencia.

Y menos cómo la van a enfrentar, más allá de ajustar la ofensiva militar antidrogas lanzada por el presidente Felipe Calderón, que desde 2006 dejó más de 50.000 muertos y 5.000 desaparecidos, según el Gobierno.

Ciertamente, verdaderos ejércitos de insurgencia criminal o paramilitar desangran a México en su disputa por las rutas y el mercado de la droga.

Estados como Veracruz, Tamaulipas, Nuevo León, Guerrero o Chihuahua son los principales teatros de esta guerra sin cuartel y sin un final en el horizonte.

Veracruz, por ejemplo, es un corredor de droga e inmigrantes que van a Estados Unidos, y de armas que salen de ese país para el arsenal de los cárteles.

Con chalecos antibalas, fusiles R-15, armas cortas y lanzagranadas, el Ejército peina las calles del otrora apacible puerto de Veracruz, el principal en la costa del Golfo de México, hoy un reducto de los peligrosos Zetas que imponen su terrible ley.

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