La ola de ataques contra autobuses, agentes de policía y puestos policiales desatada en las últimas dos semanas en Sao Paulo y que mantiene en alerta a la mayor ciudad brasileña, aumentó la noche del jueves con un nuevo atentado contra el transporte público, informaron ayer las autoridades.
Un autobús que circulaba en el periférico barrio de Capao Redondo, en el sur de la ciudad, fue interceptado por desconocidos, que hicieron bajar al conductor y a los cuarenta pasajeros y luego incendiaron el vehículo, informó ayer la Policía Militarizada de Sao Paulo.
El ataque fue el octavo cometido en la semana contra autobuses y el décimosegundo desde el pasado 13 de junio, cuando se desató la ola de violencia.
En el mismo lapso, nueve agentes de la Policía fueron asesinados, todos ellos en momentos de descanso y la mayoría cuando llegaba a sus residencias.
Anteanoche, según la Policía Militar, un agente que no estaba uniformado fue atacado a tiros cerca del autódromo de Interlagos por dos hombres que viajaban en una motocicleta.
El policía reaccionó con su arma e hirió a los dos atacantes, quienes fueron trasladados a un hospital de la región.
Los recientes ataques movilizaron al Comando de la Policía Militar, que dispuso de 5.000 agentes para resguardar el transporte público, muchos de ellos para operar de incógnito dentro de los propios autobuses.
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