martes, 24 de julio de 2012

Eva Duarte de Perón falleció el 26 de julio de 1952, a los 33 años

Sesenta años después de su muerte, Eva Perón “vive” no sólo en monumentos, carteleras de espectáculos y museos de Argentina y el exterior, sino también en el variopinto folklore político y en la épica del Gobierno de Cristina Fernández.

En homenaje a Evita, que falleció el 26 de julio de 1952, a los 33 años, víctima de un cáncer de útero, la legislatura porteña organizó un programa de actividades culturales que comenzó ayer y que incluye conciertos, tertulias, exhibición de objetos personales e incluso desfiles con vestidos originales de su época.

Numerosos libros, películas y obras de teatro han buscado retratar la vida de la llamada “abanderada de los humildes”, que marcó a fuego la historia política del país y que se mantiene vigente en la idiosincrasia del gobernante peronismo.

Uno de los últimos musicales, Evita, se exhibe en la calle Broadway de Nueva York, donde la argentina Elena Roger interpreta a la segunda esposa del tres veces presidente, Juan Domingo Perón, y el popular cantante puertorriqueño Ricky Martin encarna a Ernesto “Che” Guevara.

La publicación de libros sobre Eva Duarte también se potenció este año en vísperas del sexagésimo aniversario de su muerte.

“La figura de Eva tiene gran vigencia. Su imagen ha permanecido vigente y fue siempre reivindicada por diferentes grupos políticos. Aún hoy su nombre despierta amores, pero también odios, y repercute más allá de las fronteras de nuestro país”, señaló el historiador argentino Norberto Galasso, quien acaba de publicar La compañera Evita, una nueva biografía de la dirigente.

Nacida en 1919 de una relación clandestina entre un terrateniente y una mujer humilde, en 1935, con sólo 15 años, Eva llegó a Buenos Aires desde la localidad bonaerense de Junín con el sueño de triunfar como actriz, aunque al poco tiempo conoció a Perón y se convirtió en “una de las figuras más apasionantes y a la vez polémicas del siglo XX”, recordó Galasso.

Aunque sus enemigos se encargaron de destruir buena parte de su legado, en la capital argentina se conservan todavía varios edificios emblemáticos que marcaron la vida de Evita.

Uno de ellos es el que acogió la Fundación Eva Perón; otro, la vieja casona porteña que alberga el Museo Evita, en la que la dirigente instaló un “Hogar Transitorio” para mujeres y niñas sin vivienda. También están los hospitales Evita de las localidades bonaerenses de Lanús y San Martín, inaugurados por la fundación en el marco de su intensa labor social.

“Algunos ubican a Evita como el hada buena que regalaba cosas, como si hiciera asistencialismo, y otros la sitúan como la expresión máxima de la izquierda del peronismo; pero fue más bien un puente de Perón con el movimiento obrero. Era como un ministro de trabajo paralelo que recibía los pedidos de los trabajadores”, definió Galasso.

Los lazos que tejió con el sector obrero perduran en la acción del grupo “piquetero” Evita, en las constantes referencias de políticos a su nombre y en las decenas de carteles con su imagen que aparecen en cada marcha de trabajadores.

Eva presente
Campaña Durante la campaña electoral de 2011, la imagen de Evita se utilizó en las papeletas del gobernante Frente para la Victoria, la facción del peronismo en el Gobierno, en una iniciativa que causó el rechazo de sectores disidentes del partido, que también agitaron la figura de Evita.


Figura La presidenta Cristina Fernández suele evocar su figura en sus discursos, algunos de ellos en el Museo del Bicentenario de la Casa Rosada, donde un enorme cuadro de Eva y Perón escolta sus alocuciones.


Ícono Fue “una mujer que significó no sólo el ingreso de las mujeres a la política argentina, sino que asumió sin dobleces la representación del pueblo”, afirmó Fernández.

No hay comentarios:

Publicar un comentario