miércoles, 22 de agosto de 2012

Evita "vive" en Argentina

Eva Perón, la segunda esposa del tres veces presidente argentino Juan Domingo Perón, “la abanderada de los humildes”, “santa Evita”, ha cobrado un insólito protagonismo en Argentina 60 años después de su prematura muerte, el 26 de julio de 1952, víctima de un cáncer de útero.

Evita será la primera mujer que aparecerá en un billete de Argentina. Será en los billetes de 100 pesos (unos 22 dólares). El diseño del nuevo papel, a cargo del francés Roger Pfund, se basa en un boceto inconcluso de un billete de cinco pesos argentinos que comenzó a hacerse en 1952, tras el fallecimiento de Evita, pero que nunca llegó a imprimirse.

Con el derrocamiento de Perón, en un golpe de Estado en 1955, un empleado de la Casa de la Moneda -organismo que acuña los billetes- decidió esconder los diseños para que no fueran encontrados por los golpistas.

Según relató la presidenta argentina, Cristina Fernández, hace pocos años los bocetos de aquel billete fueron hallados escondidos dentro de un mueble de la Casa de la Moneda y surgió el proyecto de realizar este homenaje a Evita.

El nuevo modelo, en el que también intervino el grabador argentino Sergio Pilosio, retoma la simbología del boceto de 1952: una balanza que representa la justicia social, el ceibo, la flor nacional argentina, y el símbolo de la abundancia. En el frente del billete predomina el rostro de Eva, una imagen que Fernández describió como “plácida” y que, a su criterio, “da una sensación de paz y tranquilidad”. En el reverso, el Ara Pacis, diosa romana de la paz, y la frase “en unión y libertad”.

No es la primera vez que el rostro de Evita aparece en monedas argentinas. En 1997 se acuñaron monedas con su imagen en conmemoración de la aprobación de la ley de voto femenino, del que fue decidida impulsora, y en 2002 se repitió la experiencia para conmemorar el medio siglo de su muerte.

“No es que Eva haya sido perfecta, no es que haya sido una santa. Al contrario. Lo que la convierte en algo más grande, en algo más inolvidable e inmortal, es que fue una humilde mujer de pueblo que tuvo la inmensa suerte de encontrarse con un hombre y con un pueblo”, rescató Cristina Fernández.

Pasiones y odios

Como Evita, Fernández defiende la política de ayudas sociales, apuesta por la industria local y tiene un especial gusto por la ropa de alta costura y los accesorios exclusivos. Pero “no son figuras comparables. Evita es producto de una época y no tuvo responsabilidades de Gobierno”, apunta el historiador Felipe Pigna.

La esposa de Perón levantó pasiones y odios, pero nadie discute que marcó a fuego la historia política de Argentina, abrió paso a las mujeres en ese universo y dejó un importante legado social.

La increíble peripecia de su cadáver hasta su traslado a un cementerio porteño consolidó su leyenda. Su cuerpo, embalsamado por el español Pedro Ara, fue secuestrado, escondido y enterrado en Italia con el nombre supuesto de María Magis de Magistris por orden de la dictadura.

En 1976, la dictadura encabezada por Jorge Rafael Videla entregó el cuerpo a la familia Duarte, que lo depositó en una tumba en el cementerio de La Recoleta, hoy visita obligada para millones de turistas.

Actualmente, su imagen preside la avenida 9 de Julio, la más importante de Buenos Aires, con dos imponentes retratos en la fachada del tradicional edificio donde funcionan los ministerios de Salud y Desarrollo Social. Las imágenes son similares a la de Ernesto Che Guevara en la Plaza de la Revolución de Cuba.

La “fiebre” por Evita

La “fiebre” por Eva Perón que vive Argentina en estos días también llegó al cine con el estreno de Atraco, un coproducción hispano-argentina sobre las joyas de Evita. La cinta, dirigida por Eduard Cortés y que cuenta con la actuación de los españoles Amaia Salamanca y Óscar Jaenada, sigue la pista de las joyas de Eva Duarte tras el derrocamiento del general, en 1955.

También numerosos libros y obras de teatro han buscado retratar la vida de Eva. Uno de los últimos estrenos, Evita, se exhibe en la calle Broadway de Nueva York, donde la argentina Elena Roger interpreta a la segunda esposa de Perón, y el popular cantante puertorriqueño Ricky Martin encarna al Che Guevara.

Aunque sus enemigos se encargaron de destruir buena parte de su legado, en la capital argentina se conservan todavía varios edificios emblemáticos que marcaron la vida de Evita. Uno de ellos acogió la Fundación Eva Perón, hoy convertida en la facultad de ingeniería de la Universidad de Buenos Aires, o la vieja casona porteña que alberga el Museo Evita, en la que la dirigenta instaló un “Hogar Transitorio” para mujeres y niñas sin vivienda.

Otros continúan incluso en funcionamiento, como los hospitales Evita de las localidades bonaerenses de Lanús y San Martín, inauguradas por la fundación en el marco de su intensa labor social.

De actriz a dirigenta

Nacida el 7 de mayo de 1919, en Los Toldos, a unos 200 kilómetros de Buenos Aires, hija natural de Juan Duarte, un terrateniente que tuvo 14 hijos con su esposa y cinco con Juana Ibarguren, la madre de Eva, esta niña frágil y de piel casi transparente, pronto tuvo muy clara su pasión en la vida: ser actriz. Persiguiendo su sueño, la “cholita”, como la conocían familiarmente, se trasladó a Buenos Aires con 15 años y llegó a triunfar en radionovelas y teatros hasta que Juan Domingo Perón se cruzó en su camino.

Se conocieron en un acto benéfico, cuando Eva tenía 23 años, y su relación sacudió a la alta sociedad de la época, que desde el principio vio con malos ojos los orígenes humildes de la actriz y rechazó su progresivo protagonismo político.

Tras su boda, en 1945, Eva actuó como una primera dama que rompió todos los esquemas. Por primera vez, los argentinos vieron a una mujer en las fotos oficiales, acompañando al Presidente en la campaña electoral y arengando a las masas por los derechos de los trabajadores y el sufragio femenino. Pronto pasó de ser la “señora de Perón” a la “compañera Evita”, para sus admiradores, o la Perona para sus detractores.

Eva fue así una de las figuras más polémicas de la historia local. Generó recelos de la oposición, la Iglesia y el Ejército, pero el fervor de sus seguidores se mantiene hasta estos días.

“Algunos ubican a Evita como el hada buena que regalaba cosas, como si hiciera asistencialismo, y otras la sitúan como la expresión máxima de la izquierda del peronismo, pero fue más bien un puente de Perón con el movimiento obrero. Funcionaba como un Ministerio de Trabajo paralelo que recibía los pedidos de los trabajadores”, definió el historiador Norberto Galasso (EFE Reportajes).



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