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lunes, 29 de octubre de 2012

Barack y Romney, en carrera por el voto de los latinos

Latinoamérica ha sido la gran ausente en la agenda de debates de los candidatos a presidente por Estados Unidos, el demócrata Barack Obama y el republicano Mitt Romney. Sin embargo, a pocos días del cierre de campaña (las elecciones son el 6 de noviembre), los postulantes a la Casa Blanca encarnan una reñida disputa por conquistar a los indecisos, cuyos votos se ubican precisamente en la comunidad hispana.

Por ejemplo, los operadores de la campaña de Obama han enviado a su esposa Michelle a cinco estados donde el 83% de la población es latina: Colorado, Florida, Nevada, Ohio y Virginia. También han lanzado un spot con subtítulos en español donde la primera dama es respaldada por la periodista cubana Cristina Saralegui, popular en la década de los noventa por sus “talks shows” en una cadena de televisión hispana.

El republicano Mitt Romney busca atraer a la comunidad empresarial latina asegurando en un spot que las actuales políticas de Obama desfavorecen sus negocios. Este candidato respalda la Ley Antinmigrantes de Arizona, aboga por la auto-deportación (que el ilegal se vaya de forma voluntaria) y apoya el Dream Act solo para aquellos estudiantes que se inscriban a las Fuerzas Armadas.

El vínculo indisoluble: inmigrantes

Si bien Latinoamérica no es mencionada en los debates, existe un inminente lazo entre Estados Unidos y la región: muchos latinos tienen hijos americanos.

Obama tiene a su favor su permanente apoyo a una “reforma migratoria comprensiva” con la llamada “acción diferida”, que evitaría la deportación de 1,4 millones de estudiantes indocumentados otorgándoles permisos de trabajo; además de concretar el Dream Act, que legalizaría a dos millones de estudiantes que fueron llevados por sus padres a Estados Unidos cuando eran niños.

A la fecha, la comunidad latina en este país es de 52 millones, equivalente al 17,7% de la población estadounidense. Según el portal LatinoVoteMap.org, el peso latino en esta elección es del 9% y se estima que son alrededor de 12 millones. En las elecciones del 2008, Barack Obama fue favorecido con 10 millones de votos latinos.

El continente ausente

A pesar de corrientes políticas populistas en el continente latinoamericano, la región goza de estabilidad económica: México Chile, Perú y Colombia han firmado tratados de libre comercio con Estados Unidos; el continente tiene una enorme producción básica como la minería y una gran capacidad de producción de alimentos (ya se habla de una no muy lejana crisis alimentaria). A pesar de los grandes esfuerzos de la Unión Europea por lograr acuerdos comerciales con Latinoamérica, la debilidad económica del continente europeo abrió espacios a China en la región. Según la División de Comercio Internacional e Integración de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), para el 2017 China desplazará a la Unión Europea.

Por eso no es raro que Latinoamérica solo haya sido mencionada una vez por Mitt Romney en el tercer y último debate sobre política exterior, en su plan de cinco puntos para reanimar la economía estadounidense. El republicano propuso incrementar el comercio con la región como alternativa a China. “América Latina es una gran oportunidad para nosotros”, dijo.

Las conclusiones

Que América Latina no sea mencionada “no debe preocuparnos”, dice el investigador y cientista político Gustavo Pedraza, porque el continente tiene sus propios avances y progresos en materia política y económica demostrando un buen desenvolvimiento en los últimos años.

La supuesta invisibilidad hacia el continente de manera marginal por parte de los candidatos es, según Pedraza, “una muy buena señal porque estamos haciendo las cosas por nosotros mismos”. En ese contexto, dice que una segunda presidencia de Obama sería más saludable porque ha tenido un buen manejo en las relaciones internacionales con un lenguaje prudente y mesurado.

Según el analista Hugo Siles, Estados Unidos ha tenido en los últimos cincuenta años una orientación política exterior más dirigida a centros de poder como Europa, Oriente Medio (en especial por su dependencia energética) y Asia; sin embargo, su relación con el continente latinoamericano se produce por es un espacio de natural vinculación. Es cierto que en un pasado no muy lejano, América Latina sostuvo una relación de dependencia con Estados Unidos, sobre todo en los gobiernos republicanos de George Bush, por ejemplo, pero en el contexto actual se aboga más por la multipolaridad y la política exterior es más independiente y abierta.

En su opinión, sería más conveniente que Estados Unidos se mantenga en la estabilidad de Gobierno de los demócratas porque en estos últimos cuatro años ha mantenido una línea de comunicación menos expresiva en términos de intervención.

Igual opinión comparte el analista Paul Hoffman. Obama representa una mejor opción para las relaciones con Latinoamérica por su prudente manejo de la política exterior, tal como lo ha demostrado hasta el momento. “Es menos belicoso… y creo también que los países socialistas sufrirían más bajo la administración de Romney, es menos flexible y más dogmático”, comenta.

Punto de vista

Manfredo Kempff
Analista Político

EEUU tendrá que mirar a latinoamérica

Latinoamérica tiene un peso creciente en EEUU por la gran colonia hispana asentada allí, así que su política exterior tiene que darle una mayor importancia a la que le ha venido dando. EEUU mira solo hacia las zonas de conflicto mundial, pero tendrá que mirar a Latinoamérica, donde se están incubando regímenes adversos a Norteamérica y que podrían convertirse -como es el caso de Venezuela y Bolivia- en puntas de lanza del fundamentalismo iraní. Por otro lado, el surgimiento económico de Brasil y México, por solo nombrar a dos estados latinoamericanos, va a requerir de la atención del Departamento de Estado.

Hasta hoy, dentro de las estadísticas, no existe un intercambio comercial muy importante con Estados Unidos, como podría ser con Japón o China, por no citar a la Unión Europea (UE). Las materias primas -el petróleo venezolano fundamentalmente- siguen siendo lo más destacado. Sin embargo, se sabe que el crecimiento económico en esta parte del mundo será muy grande, con muy buenas perspectivas, y es por eso que EEUU está interesado en firmar Tratados de Libre Comercio (TLC) en busca de un intercambio más fluido.

Latinoamérica debería ganar importancia con estas elecciones. Con Obama, sin mayores sorpresas, no ha existido una relación más allá de lo usual, que siempre ha sido modesto. En una segunda gestión puede que las cosas mejoren si mira hacia el sur. En cuanto al republicano Romney, todavía es una incógnita, aún cuando parece que los hispanos en Estados Unidos piensan que será duro con los inmigrantes. Y algunos analistas afirman que puede ser más duro todavía con algunos gobiernos que son adversos a su país.

Conocemos a Obama y sabemos que no ha tenido un mal comportamiento con Latinoamérica, aunque lo quisiéramos mucho mejor. Romney, repito, es una incógnita, pero que asusta a quienes conocen a fondo la política norteamericana.

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