miércoles, 7 de noviembre de 2012

Obama alivió la tensión de la jornada jugando al baloncesto

“In your face! (¡en tu cara!)” exclamó satisfecho el presidente Barack Obama después de lograr su vigésimo punto, el de la victoria, frente a su oponente en la cancha de baloncesto: nada más y nada menos que Scottie Pippen, el alero de los míticos Chicago Bulls.

El candidato demócrata a la reelección mató los nervios de la maratónica jornada electoral en Estados Unidos con una rutina que le trajo suerte en la anterior elección en 2008 y que repitió a modo de cábala.

Mientras su rival republicano, Mitt Romney, prefirió agotar sus últimos cartuchos proselitistas buscando el voto puerta a puerta en Belmont, a las afueras de Boston, uno de los bastiones del partido representado por el elefante. De acuerdo con un periodista de la cadena de televisión Fox News, “El ex gobernador de Massachusets se veía lo bastante tranquilo para declarar públicamente a un grupo de voluntarios republicanos que no tenía dos discursos, sólo uno, el del vencedor. E n realidad un texto de 1.118 palabras”. Por su parte, el diario The New York Times reveló que el Presidente tenía dos discursos, por si acaso.

El “Efecto Lincoln”

Pero en la acera demócrata no había “por si acaso”. Durante todo el día se apeló insistentemente al llamado “Efecto Lincoln”. Ayer se cumplieron 152 años de la elección de uno de los ídolos políticos de Barack Obama, Abraham Lincoln (1861-1865), victorioso en la guerra civil y liberador de los esclavos afroamericanos. “El gran emancipador”.

“El presidente Lincoln supuso un cambio en este país. Es el símbolo de la libertad, quien trazó la senda de los principios de igualdad que cimentan esta democracia”, señaló orgullosa Mary Carlton, activista demócrata natural de Little Rock, Arkansas.

Como ella, otros jóvenes demócratas votaron en grupo en un colegio electoral del Bowery, en Nueva York. Todos expresaban una confianza ciega en el triunfo de su candidato. “Sabemos que la economía podría ir mejor, pero también depende de nosotros, de cómo podamos ayudar al Presidente”, dijo una sonriente joven que una semana atrás se vio obligada a abandonar su pequeño apartamento a causa de los rigores del huracán Sandy.

“Aún creemos en la esperanza. Sabemos que él va a ganar”, apoyó Matt R amos, un neoyorquino de origen filipino consciente de la importancia decisiva del voto de las minorías étnicas en E stados Unidos. Sin embargo, no todos pensaban lo mismo.

“Necesitamos alguien que sepa de negocios, que reactive esta economía”, protestó Ulises Calzadilla, un jubilado de 75 años, al explicar su voto por Romney en Florida. Estrella del Sol, una cubana 52 años, votaba por primera vez en su país de adopción.

“Llegué a las tres de la mañana de la emoción, porque es la primera vez que voy a votar. Vine a votar por Obama”, explicó en medio de un grupo de estadounidenses de origen latino que hacía cola esperando la apertura del centro de votación a las seis de la mañana, una imagen que se repitió en diferentes estados de la Unión, donde, por cierto, ayer fue un día laborable sin excepciones.

La mayoría de los votantes acudió a las urnas antes de tomar el transporte público en dirección a su trabajo aun en las castigadas ciudades de Nueva Y ork y Atlantic City, que se recuperan del paso de S andy.

No se reportaron sucesos que rompieran la armonía y el civismo que caracteriza al espíritu democrático de participación popular en las grandes decisiones en un país que busca alternativas para salir de la crisis económica y recuperar el liderazgo.

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