domingo, 30 de diciembre de 2012

Brasil es uno de los pocos países con avances en última década, dice Rousseff

Brasil es uno de los pocos países en el mundo que puede mostrar avances sólidos en la última década, especialmente desde que la crisis comenzó a afectar la economía mundial en 2007, afirmó hoy la presidenta brasileña, Dilma Rousseff.

"En la última década, raros son los países que, como Brasil, pueden enorgullecerse de ofrecerle un futuro mejor a sus jóvenes", argumentó la jefe de Estado en un artículo de su autoría publicado en la edición de este domingo del diario Folha de Sao Paulo.

"La crisis financiera iniciada en 2007 devastó millones de empleos y esperanzas en el mundo desarrollado", agregó la mandataria en un artículo en que defendió los éxitos logrados desde que su formación política, el izquierdista Partido de los Trabajadores (PT), asumió el Gobierno de Brasil el 1 de enero de 2003.

Rousseff se refirió a las políticas de inclusión social puestas en marcha por su antecesor y padrino político, Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010), y a las que le dio continuidad.

Aseguró que, a diferencia del aumento del desempleo y de los problemas provocados por la crisis económica en otros países, Brasil consiguió en la última década que cerca de 40 millones de personas ascendieran a la clase media en el que calificó como "mayor movimiento de ascensión social en la historia del país".

Agregó que, entre 2003 y 2012, la renta promedio de los brasileños creció de forma constante; fueron generados 19,4 millones de nuevos empleos formales y la desigualdad fue reducida de forma constante.

Tan sólo el año pasado "retiramos de la pobreza extrema a 16,4 millones de brasileños", afirmó.

"El combate a la desigualdad social pasó a ser una política de Estado y no más una acción de emergencia. Los gobiernos del presidente Lula y el mío le dieron prioridad a la educación, a la salud y a la habitación, así como la retomada de la inversión pública en infraestructura y competitividad de la economía", dijo.

Pese a que no citó al expresidente Fernando Henrique Cardoso (1995-2002) ni la estabilidad económica garantizada en su gestión, Rousseff admitió que los avances de los últimos diez años "fueron construidos sobre una base sólida".

"El Brasil que emerge de los últimos diez años es un país más incluyente y sólido económicamente, y el objetivo de mi gobierno es profundizar esas conquistas", agregó al referirse a los proyectos para los dos últimos años, de cuatro, de su mandato.

Según la presidenta, además de proseguir con la eliminación de la pobreza y con la reducción de las desigualdades, su desafío es ampliar la competitividad de la economía brasileña.

En ese sentido se refirió a los proyectos anunciados en 2012 para ofrecer concesiones para la construcción de carreteras, ferrocarriles, puertos y aeropuertos en todo el país, así como para reducir la carga tributaria y las tarifas de energía eléctrica.

"Son medidas fundamentales para aumentar la competitividad de las empresas brasileñas y generar las condiciones de un crecimiento sustentable", dijo.

"Estoy segura de que estamos en el camino correcto", concluyó Rousseff, de 65 años y que el martes llega a la mitad de su mandato con un récord de popularidad del 78 por ciento.

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