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viernes, 8 de marzo de 2013

Cientos de miles de venezolanos se despiden de Chávez

¡El comandante no se va! ¡Vivirá siempre entre nosotros! ¡Con Chávez y Maduro, Venezuela está seguro! clamaban cientos de miles de personas que desde el miércoles aguardaban formando interminables filas a las afueras de la Academia Militar de Caracas para dar el último adiós a Hugo Chávez, el hombre que gobernó durante 14 años Venezuela, fallecido el martes a los 58 años.

Con la esperanza de ver por última vez al “Comandante Presidente”, los seguidores de Chávez -que el Gobierno estimó en más de dos millones- abarrotaron las inmediaciones del complejo militar Fuerte Tiuna.

De hecho, la marea humana que el miércoles inundó Caracas durante el recorrido del féretro desde el Hospital Militar hasta la Academia se transformó en una avalancha de personas para acceder a la capilla ardiente y ver, apenas un par de segundos, el ataúd de madera envuelto con una bandera venezolana que guarda los restos de Chávez.

Llorosos, con rostros de tristeza o lanzando fugaces besos, una a una miles de personas fueron pasando junto al féretro, acercándose al cristal por un instante.

Algunos se santiguaban. Otros levantaban la mano en señal de juramento y lealtad socialista. Varios se cuadraban militarmente en un intento de transmitir su respeto al líder de la revolución bolivariana. Incluso los niños se acercaron al féretro en medio de un silencio sobrecogedor que nadie osaba romper.

El fervor popular venezolano

“Está vestido de militar, está así tranquilito, como sonriente, quedó bello”, dijo John Jackson Rivero, un comerciante de 34 años que salía emocionado de ver a su presidente después de haber esperado más de 13 horas en la intemperie, en el atestado Paseo de los Próceres.

Mirando el féretro, Saúl se detiene un momento, se santigua y luego se lleva la mano a la sien en saludo militar. Tras seguir a paso lento, dice al borde del llanto: “Está ahí pero mi comandante es inmortal”, cita AFP.

“Cónchale, era nuestro presidente y está en una urna. Al principio no lo quería ver muerto pero es una realidad”, dijo Carlos Mantano, un vendedor ambulante de 49 años, dirigente sindical.

Carmen Durán también caminó con toda su familia el largo trecho y luego esperó por horas para poder ver el rostro de su líder, mientras altos funcionarios y personalidades vinculadas con el chavismo ofrecían sus respetos al Mandatario fallecido.

“Es un dolor muy grande verlo en una urna, en un féretro, pero mientras yo esté viva estará en nuestros corazones”, dijo casi al borde del llanto que compartieron miles de venezolanos.

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