Dos integrantes de la coalición de centroizquierda, la periodista Laura Boldrini y el ex fiscal antimafia Piero Grasso, fueron elegidos ayer presidentes de la Cámara de Diputados y del Senado italianos, respectivamente, una decisión que aclara el panorama político y permite la gobernabilidad.
La elección fue posible ya que después de tres votaciones sin que se consiguiese el quórum necesario, la cuarta permitía un desempate entre los dos candidatos que habían tenido más votos en los anteriores escrutinios.
Grasso, una de las figuras más importantes del país en la lucha contra la mafia, consiguió 137 votos contra los 117 de Schiffani, mientras que hubo 57 en blanco.
El senador, elegido por el Partido Demócrata, principal formación de la coalición del centroizquierda, consiguió 12 votos más de los esperados, por lo que pudo recibir el consenso de algunos senadores del Movimiento Cinco Estrellas.
Horas antes, Laura Boldrini, del mismo bloque partidario, había sido designada por voto nueva presidenta de la Cámara de Diputados. Boldrini obtuvo 310 votos, elección que fue saludada en la Cámara Baja con un efusivo aplauso.
En la Cámara Alta se presentó por primera vez como senador el ex premier Silvio Berlusconi, que a su entrada definió la situación como “muy grave” y minimizó la elección parlamentaria.
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