viernes, 19 de abril de 2013

Maduro asume presidencia de Venezuela tras crisis política



Nicolás Maduro asume este viernes la presidencia de Venezuela en sustitución del fallecido líder Hugo Chávez, aplacada la grave crisis política que desató el rechazo de la oposición a su ajustada victoria electoral.

Maduro, que ganó por 1,8 puntos porcentuales al opositor Henrique Capriles las elecciones del pasado domingo, tomará posesión ante la Asamblea Nacional para gobernar por seis años, luego de que el órgano electoral aceptara la noche del jueves ampliar al 100% la auditoría de las urnas, lo que dejó por ahora satisfecha a la oposición.

Mientras arribaban a Caracas dignatarios de una veintena de países, entre ello los presidentes Raúl Castro (Cuba), Dilma Rousseff (Brasil), Cristina Kirchner (Argentina) y Mahmud Ahmadinejad (Irán), en las afueras de la Asamblea miles de seguidores del gobierno, vestidos de rojo -color emblemático del chavismo-, festejaban. "Chávez vive, Maduro sigue", gritaba la multitud.

"Maduro es el legado del presidente, apoyarlo a él es apoyar al 'Comandante supremo'. Maduro es la continuidad del proceso revolucionario de Venezuela", declaró a la AFP José Rendó, un electricista de 38 años que llegó desde el estado de Anzoátegui (este).

Maduro, un exconductor de autobús y exsindicalista de 50 años que llegó a ser canciller y vicepresidente, será juramentado tras llegar a Caracas en horas de la madrugada desde Lima, donde recibió el apoyo de los mandatarios miembros de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur).

"Chávez me enseño La Lealtad como valor Supremo así seré con Nuestro pueblo para proteger a los Humildes y avanzar hacia Pobreza Cero Lo Juro", escribió este viernes Maduro en su cuenta de Twitter, tras celebrar el reconocimiento latinoamericano como un "apoyo total al Pueblo y a la democracia venezolana".

Pese a los cuestionamientos de la oposición, toda Latinoamérica, excepto Paraguay, avaló la victoria de Maduro, en tanto que, sin reconocer el resultado de la elección, Estados Unidos apoya un recuento de votos, aunque el jueves abogó por que no se "cierren las puertas" entre ambos países, con una deteriorada relación diplomática.

Baja la tensión

Tras una semana de alta tensión, con brotes de violencia que esta semana dejaron ocho muertos, el Consejo Nacional Electoral (CNE), que por ley verificó el 54% de las urnas el día de la elección, decidió que realizará una auditoría sobre el 46% restante, pero en base a una muestra, lo que implicará una apertura de dos tercios de las cajas que contienen las papeletas.

Aunque no implica el recuento total "voto a voto" como reclamaba la oposición, Capriles, gobernador del estado de Miranda (norte) de 40 años, aplaudió la decisión del CNE y convocó a sus seguidores a hacer sonar música salsa, en lugar de realizar cacerolazos como en los últimos cuatro días. "Vienen tiempos buenos, pronto", escribió en su cuenta de Twitter este viernes.

"Quiero hoy felicitar a nuestro pueblo porque esto fue una lucha de los venezolanos. Estoy seguro tarde o temprano saldrá a flote la verdad", declaró el líder opositor, que perdió por 11 puntos ante Chávez en las elecciones de octubre pasado y ante Maduro logró captar el voto de cientos de miles de chavistas.

Capriles nunca habló de fraude, sino de irregularidades documentadas en unos 3.200 casos. De encontrarse anomalías de peso en la auditoría, que tardará 30 días, puede optar por impugnar la elección ante el Tribunal Supremo de Justicia.

"Ha pasado la tensión, en un primer round que gana la oposición porque la oposición ha logrado presionar al gobierno a una auditoría que no tenía prevista, aunque al mismo tiempo el gobierno ha ganado legitimidad", declaró a la AFP el analista Luis Vicente León.

La auditoría, que no es incompatible con la toma de posesión, fue respaldada por la Organización de Estados Americanos (OEA), por considerar que propicia "un marco de concordia y tranquilidad ciudadana".

Maduro, quien acusó a la oposición de orquestar un "golpe de Estado" al no reconocer su victoria, ganó los comicios con 50,8% de los sufragios frente al 49% de Capriles, un margen tan estrecho que nadie había pronosticado, tras una veloz campaña de diez días, en la que se lanzaron agrios ataques.

Un día después de los comicios, cuando Maduro fue proclamado presidente electo por el CNE, los ánimos se desbordaron en protestas de opositores y choques violentos con simpatizantes del gobierno, que dejaron ocho muertos, unos 60 heridos y más de un centenar de detenidos.

Primer presidente chavista

Autoproclamado "hijo" y "apóstol" del hombre fuerte que gobernó Venezuela durante 14 años, Maduro, afronta el reto de llenar el vacío que dejó el líder, cuya revolución socialista partió políticamente en dos al país, ya de por sí dividido entre ricos y pobres.

"Voy a ser el primer presidente chavista de la historia", afirma el mandatario electo, casado con Cilia Flores, un peso pesado del gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), creado por Chávez.

Sin el carisma de Chávez y ante una oposición fortalecida -en su mejor momento de los últimos 14 años-, Maduro tiene como tarea urgente enderezar la economía, dependiente de la renta petrolera y las importaciones, afectada por la inflación, la escasez y la falta de divisas; así como también atacar la criminalidad, que hizo de Venezuela el país sudamericano con récord de homicidios -54 por cada 100.000 habitantes-.

Maduro, a quien Chávez nombró su heredero político tres meses antes de morir de cáncer el 5 de marzo, promete mantener los programas sociales de su mentor en favor de los más pobres -casi un 30% de los 29 millones de venezolanos-, costeados con los ingresos del petroleo de este país con las mayores reservas del mundo.

Pero además enfrentará el reto de asegurar la lealtad de las Fuerzas Armadas, claves para la estabilidad del poder y donde tendrá que lidiar con divisiones políticas e ideológicas, según los analistas. Como muestra de respaldo, tras la ceremonia de investidura cerrará con un desfile cívico-militar.

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