Según destaca la agencia, las Fuerzas Armadas disponen de ahorros por unos 4.200 millones de dólares para futuras compras en armamento sin contar con el gasto corriente y desean fortalecer su movilidad y potencia antiaérea.
En medios terrestres, un objetivo es incorporar una fuerza acorazada de brigadas de alta movilidad, la que tendría un costo de 350 millones de dólares, según el analista Eduardo Santos, citado por el diario argentino El Sol. A ello hay que sumar fragatas con especificidad antiaérea, una ampliación de la fuerza de submarinos Scorpene y buques multipropósito con helicópteros. Todo por 3.000 millones de dólares.
También modernizar los cazabombarderos F-16 y dotarlos de munición inteligente, además de adquirir aeronaves para reabastecimiento en vuelo. Otros 900 millones de dólares, estimados.
Chile, uno de los dos principales importadores de armas de América Latina, compró los últimos años tanques Leopardalemanes, submarinos Scorpene franceses, cazabombarderos F-16 estadounidenses y un satélite EADS de uso cívico militar.
Las adquisiciones son financiadas con la Ley Reservada del Cobre, una norma que obliga a destinar el diez por ciento de las ventas de la estatal cuprífera Codelco a estos fines, y que está próxima a su extinción.
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