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miércoles, 26 de junio de 2013

Dilma Rousseff retrocede y el conflicto en Brasil se agrava

La oposición y sectores internos del oficialismo rechazan la propuesta de reforma total de la Constitución. Continúan las protestas de los indignados, que reclaman un cambio a fondo.

La propuesta de la presidenta Dilma Rousseff de convocar a un plebiscito para una Asamblea Constituyente en Brasil disparó una fuerte polémica, con un amplio rechazo de la oposición y hasta de sectores internos del Partido de los Trabajadores (PT) y del propio Gobierno.

Esto anticipa la profundización del conflicto social en el gigante sudamericano, donde los indignados convocaron para hoy a una gran movilización, mientras que los sindicatos llamaron a un paro de actividades para el jueves 11 de julio.

Confrontada con la mayor protesta en dos décadas, en reclamo de mejores servicios públicos y el fin de la corrupción arraigada en la clase política, Rousseff anunció el lunes un paquete de propuestas que van desde un plebiscito que convoque a una Constituyente para implementar reformas políticas a mejoras en salud, educación y servicios públicos.

La oposición atacó la propuesta de la mandataria. "No hay humildad para reconocer errores. La presidenta tergiversa y actúa como si hubiese asumido hoy, olvidándose que este Gobierno está en el poder hace 10 años. Este Gobierno no asume sus responsabilidades y las transfiere a terceros", alertó el presidente del opositor Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), senador Aecio Neves.

Oficialistas discrepan

El senador Pedro Taques (Partido Democrático Laborista, integrante de la coalición) cuestionó la capacidad del actual Congreso de llevar a cabo una reforma política. "Los intereses aquí pueden ser otros", afirmó.

El líder del Gobierno en el Senado, Eduardo Braga (PMDB, el mayor aliado del gobernante PT), opinó que Rousseff "da una demostración de respeto a la población con ese plebiscito". Pero no todo el PMDB concuerda.

Frente al rechazo del Congreso, donde no cuenta con una mayoría absoluta de los votos, Rousseff se vio obligada a replantear la idea de convocar a una Constituyente para concretar una reforma política, aunque eso no excluye que se proponga un plebiscito, explicó el ministro de Justicia, José Eduardo Cardoso.

El ministro explicó que Rousseff discutió el asunto con el presidente del Colegio de Abogados, Marcus Vinicius Furtado, que se opone a convocar un plebiscito para conformar una Constituyente que delibere sobre la reforma política. Rousseff solo impulsaría un plebiscito.

Entre tanto, las principales centrales sindicales convocaron a los trabajadores a una jornada nacional de protestas y paralizaciones el 11 de julio con el fin de reforzar sus reivindicaciones ante el Gobierno

Los beneficios no llegaron a todos
Armando Loayza / ANALISTA INTERNACIONAL

Brasil tiene enormes capacidades para responder a estas legítimas demandas de sectores de clase media, fuertemente conectados a través de las redes sociales, sobre los servicios públicos y los cambios políticos que demanda este país emergente.

No se puede negar que Brasil, en las últimas dos décadas, ha tenido un desarrollo importante en el aspecto socioeconómico. Casi 30 millones de personas que estaban en la pobreza fueron incorporadas al sistema económico y a una creciente clase media.

Pareciera, sin embargo, que los éxitos macroeconómicos y sociales no se están derramando hacia otros segmentos de la población. Estos sectores han visto en el transporte un tema candente que no estaba resuelto.

Como dice el editorial del diario La Nación de Argentina, estamos frente a una sociedad, en gran parte, satisfecha pero que reclama un mejor gobierno.

Es una problemática difícil y creo que toda la clase política se ha visto sorprendida por la dimensión de la protesta social. Los indignados se han instalado en Brasil y reclaman un cambio. Confío en que el sistema político brasileño sabrá encontrar la vía para resolver la crisis.

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