lunes, 17 de junio de 2013

El Datagate resucita la profesía del Gran Hermano, que vigila a todos por seguridad



Cuando el británico George Orwell publicó 1984 en junio de 1949, jamás pensó que su novela distópica pudiera transformarse en realidad.
Allí, el personaje más siniestro se denominaba el Gran Hermano, aquel que desde la mítica habitación 101 digitaba todos los destinos y los pensamientos de la sociedad.
Encarnaba a un Estado totalitario que, de buenas a primeras, controlaba todo lo que hacían y pensaban los ciudadanos y les suprimía casi todos sus derechos fundamentales.
Aunque esa pesadilla aún no ha ocurrido completamente, el escándalo del Datagate desatado por el ahora perseguido por la justicia Edward Snowden en el que se denuncia cómo la Agencia Nacional de Seguridad de Estados Unidos (NSA, por sus siglas en inglés) inició un operativo de escuchas telefónicas e intervención en correos electrónicos privados bajo una orden judicial secreta en el marco de la Guerra al Terrorismo.
La decisión ha desatado un escándalo de proporciones que ha puesto al presidente Barack Obama contra las cuerdas, aunque el mandatario justificó la extrema medida como parte de la estrategia de seguridad nacional y antiterrorista sustentada en la polémica Ley Patriota aprobada durante la gestión del republicano George W. Bush.
Todos vigilados
Las filtraciones realizadas por Snowden a los diarios The Washington Post y The Guardian han desvelado cómo los empleados de los servicios de inteligencia de EEUU buscan posibles amenazas terroristas a través del registro de llamadas telefónicas y de la observación del tráfico en Internet a través de correos y cuentas en Google, Facebook y Twitter.
La novela de Orwell puede quedar pequeña al lado de una operación en la que se escuchan las conversaciones de millones de personas no solo en Estados Unidos sino en todo el mundo.
La maniobra de Inteligencia ha desatado, otra vez, un fuerte debate sobre los medios utilizados por el aparato militar y policial estadounidense para combatir el terrorismo internacional. La vulneración del derecho a la intimidad es apenas una de las normas que se estarían transgrediendo a nombre de la Guerra contra el Terrorismo.
La posibilidad de que esta ola antiterrorista desate una verdadera Caza de Brujas como ocurrió con el Macartismo en los años 50 en medio de la Guerra Fría aparece como uno de los peligros más claros para la gestión de Barack Obama que, con esta medida, terminó de dar el giro hacia el conservadurismo más extremo. El FBI acaba de iniciar una investigación para procesar a Snowden por traición a Estados Unidos por considerar que la filtración de la información de Inteligencia pone en riesgo los intereses de ese país.
¿Héroe o villano?
Pero no será fácil procesar a Snowden dado que, para muchos, también puede considerarse un héroe que salió en defensa de los derechos fundamentales de millones de personas. Su caso marca similitudes, pero también diferencias respecto del soldado Bradley Manning, que filtró información al sitio WikiLeaks sobre los despachos de las embajadas y el Departamento de Estado de Estados Unidos.
Manning denunció los abusos y las intervenciones de Estados Unidos en diversos países del mundo.
En este, Snowden revela también los abusos de los organismos de Inteligencia de ese país, pero sobre una materia aún más sensible: el derecho de los ciudadanos a no ser observados, escuchados, perseguidos, investigados, por causas que no les competen.

Watergate, pero legal
En los años 70, las escuchas ilegales al Partido Demócrata, denunciadas por el diario The Washington Post, desataron el Watergate que terminó con la renuncia de Richard Nixon a la Presidencia en agosto de 1974. Ahora, las escuchas están amparadas en la Ley Patriota, por lo que no serían ilegales.
En 1971, The New York Times reveló los Papeles del Pentágono, donde se mostraban los abusos cometidos por el Ejército estadounidense durante la Guerra de Vietnam. La denuncia demostró que el entonces presidente Lyndon Johnson había mentido sistemáticamente a la opinión pública estadounidense sobre los brutales abusos de los militares en ese país asiático.
En la era de la información, cuando los sistemas son cada vez más vulnerables a las organizaciones transnacionales, Obama decide avanzar sobre la intimidad de los ciudadanos bajo el argumento de la lucha contra el terrorismo.
Una encuesta hecha por The Washington Post y el Instituto Pew muestra que el 56% de los norteamericanos está de acuerdo con que el Gobierno anote sus llamadas –sin escucharlas- si eso contribuye a la seguridad de la nación. Curiosamente, ese porcentaje es aún mayor entre quienes se identifican como demócratas, un 64%.
Los más conservadores tienen a denostar la acción de Snowden, mientras los organismos de derechos humanos alertan que la profesía de Orwell puede quedarse peligrosamente pequeña


Claves

Buscado por delatar secretos de estado
1. El FBI inició una investigación sobre Edward Snowden que puede llevar a que Estados Unidos pida su extradición desde Hong Kong, donde se ha recluido.
2. Snowden alertó que Estados Unidos espía a China y Hong Kong. Washington teme que el informático revele información confidencial de carácter militar a Pekín.
3. China aseguró que no sabe nada de Snowden. El caso surge en momentos en que Washington había acusado a Pekín de realizar espionaje a objetivos de EEUU.

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