domingo, 16 de junio de 2013

En EEUU toman medidas para evitar que sus veteranos se suiciden

El suicidio se ha convertido en la causa de muerte más frecuente entre los militares estadounidenses, incluso más que la guerra en sí. Cada día se quita la vida en Estados Unidos un militar que ha regresado de una zona de conflicto. Por ejemplo, el número total de soldados que se suicidaron desde que volvieron de Afganistán supera a la cantidad de militares muertos en combate. ¿Qué está fallando en la atención a los miembros del ejército de EEUU?

Los problemas mentales son una de las causas principales que empujan a los veteranos a buscar ayuda en el Departamento de Asuntos de Veteranos, dependencia del gobierno federal de Estados Unidos. Dentro de ellos, el síndrome de estrés postraumático (PTSD, por sus siglas en inglés) es el trastorno más frecuente, por encima de la depresión y el abuso de sustancias.

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, dio la luz de alarma y decidió invertir más recursos materiales y humanos en la atención psicológica para los veteranos de guerra y militares aún en servicio.

El 31 de agosto del año pasado, el Mandatario publicó un decreto de ley con el que se otorgaba más fondos y más poder a un conjunto de departamentos oficiales que trabaja en la atención a los miembros del ejército, como el departamento de Asuntos de Veteranos, la Secretaría de Defensa y el servicio de Salud. El pasado año, se invirtieron 5.000 millones de dólares en servicios de salud mental.

Sin embargo, juzgar toda esta situación como una mera falta de recursos es, según los expertos, simplificarla demasiado. Así lo subraya Raúl Coimbra, director del sistema de Salud del Hospital de San Diego.

Hay otros factores que juegan un papel importante. Muchos militares no se sienten cómodos pidiendo ayuda o no quieren ser calificados como locos, le dijo Coimbra a BBC Mundo.

Pero también están los que sí quieren tener ayuda pero no de la mano de un especialista civil. Los militares se quejan de que los civiles desconocen la realidad a la que se enfrentan los miembros del ejército y por eso prefieren acudir a otras fuentes de ayuda, como la organización Veterans4Warriors (Veteranos por los Guerreros), que ofrece asistencia a todo veterano o militar en servicio que acuda a ellos.

Terapias alternativas

Entre las alternativas que surgen con más fuerza está la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT, por sus siglas en inglés) o la teoría del crecimiento postraumático, según la cual las experiencias traumáticas pueden convertirse, a medio y largo plazo, en una vivencia que cambie a la persona en un sentido positivo.

Con la terapia ACT se pretende que el paciente no niegue o eluda la causa de su desazón, sino que la acepte, la enfrente y aprenda a desprenderse de ella. Además, el paciente debe identificar los valores principales que son el eje de su existencia y comprometerse a vivir conforme a ellos.

Según la vicedirectora ejecutiva del Centro Nacional para el PTSD, Paula Schnurr, tanto la medicación como la psicoterapia son eficaces en el tratamiento del PTSD. “Todos los manuales de salud mental que rigen en Estados Unidos recomiendan que se utilicen los dos medios”, precisa (BBC Mundo).

Descubren que la sal tiene algo en común con las drogas
Según la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, un equipo comprobó que las drogas adictivas como la cocaína o la heroína activan las mismas células nerviosas y conexiones cerebrales que el apetito por la sal. En experimentos con roedores, se identificaron ciertos genes que están regulados en el hipotálamo y controlan el equilibrio de sal, agua, la reproducción y otros ritmos biológicos. Y comprobaron que los patrones de activación de estos genes que estimulan el comportamiento instintivo del apetito por la sal son idénticos a los que regulan la drogadicción.



La lectura estimula las conexiones neuronales
Según Guillermo García, coordinador del Grupo de Estudio de Conducta y Demencias de la Sociedad Española de Neurología, “la lectura es una de las actividades más beneficiosas para la salud, puesto que se ha demostrado que estimula la actividad cerebral y fortalece las conexiones neuronales”. Un cerebro activo incrementa la rapidez de la respuesta. Mientras leemos, obligamos a nuestro cerebro a pensar, a ordenar ideas, a interrelacionar conceptos, a ejercitar la memoria y a imaginar, lo que permite mejorar nuestra capacidad intelectual estimulando nuestras neuronas.

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