La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, volvió a defender hoy la contratación de médicos extranjeros, que es rechazada por los colegios profesionales, y aclaró que sólo ocuparán las plazas que sean rechazadas por los galenos del país.
Rousseff decidió acelerar los planes del Gobierno para contratar médicos extranjeros tras las masivas protestas registradas en todo Brasil durante el pasado junio, en las que una de las demandas de la sociedad fue una mejor atención en la red de salud pública.
La contratación de médicos extranjeros "para trabajar en las zonas más pobres del país es la respuesta" que darán "a la falta de esos profesionales en esas regiones", declaró la jefa de Estado en su programa semanal de radio.
Los colegios profesionales rechazan esa iniciativa y sostienen que los problemas de la salud pública no radican en la falta de médicos, sino en los bajos salarios y la falta de equipamientos necesarios para garantizar una atención de calidad.
No obstante, el Gobierno se propone anunciar hoy mismo los pasos que serán seguidos para la contratación de médicos extranjeros.
Rousseff adelantó que, en primer lugar, se consultará a cada uno de los municipios del país sobre la necesidad de profesionales y que luego, sobre la base de esa información, se ofrecerán las plazas a los médicos brasileños.
"Los extranjeros sólo cubrirán las plazas que no sean ocupadas por los médicos brasileños", quienes tendrán "prioridad", pues son "formados en el país y son altamente cualificados", declaró la jefa de Estado.
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