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lunes, 16 de diciembre de 2013

Liniers, el gran mercado boliviano en Buenos Aires

Las radios tocan una canción del grupo Bonanza y a medida que uno camina, la música folclórica boliviana y la cumbia huayño se escucha en las calles de Liniers. Los letreros ofrecen productos como el chuño, la q’oa y hasta la lectura de la suerte en hoja de coca.

Para algunos bolivianos las aceras de las calles de Liniers han sido convertidas en puestos de venta que compiten con grandes negocios a cargo de sus paisanos y centros comerciales administrados por argentinos.

Tal como sucede en los mercados de Bolivia, la gente instala sus puestos de ropa y comida de manera precaria en la calle, utilizando una mesa o una tela en el piso.

Liniers es el centro más grande de acogida de los bolivianos. Encontrarse con un orureño, cochabambino, paceño, potosino o de cualquier otro lugar del país es común.

En estas calles donde también están establecidos centros comerciales argentinos, los bolivianos han sabido ganarse el espacio del comercio y atraer a compradores de su nacionalidad y a otros argentinos.

Allí se vende desde la típica vestimenta de la chola paceña hasta los discos piratas de grupos bolivianos de folclore y cumbia huayño zapateado.

Los negocios varían entre los de alimentos, ropa, trajes típicos, restaurantes y bazares.

En las tiendas de abarrotes se puede encontrar desde mantequilla Regia hasta enlatados PIL, además de varios productos de origen nacional.

Muchas de las verdulerías que funcionan en este barrio son manejadas por bolivianos, algunos desde pequeños se dedican a la venta y producción de legumbres para llevarlas no solamente a la zona de Liniers, sino a todo el Gran Buenos Aires.

Clara Choque es una paceña que radica desde hace 10 años en Buenos Aires y desde la zona de Caseros acude cada fin de semana a Liniers para comprar verdura y q’oa.

Tal como se hace en Bolivia, los primeros viernes de cada mes cumple con el tradicional ritual en su domicilio para pedirle a la Pachamama trabajo, dinero y salud tanto para ella como para toda su familia.
YATIRIS

Una de las actividades que llama la atención en Liniers es la que se dedican Antonia y Teodora, dos mujeres que leen la suerte en la milenaria hoja de coca y la curación de personas que son “víctimas de hechizos o brujerías”.

Con un aguayo en una pequeña mesa, ambas mujeres de origen paceño se sientan frente a frente en una de las calles de Liniers. Ofertan sus servicios de la lectura de la hoja de coca para el trabajo, la familia, salud y amor. Asimismo preparan mesas rituales para la Pachamama y las personas que lo necesiten.

Sus clientes son por lo general residentes bolivianos, pero aseguran que no faltan los argentinos que también creen en este tipo de rituales y se hacen la lectura y compran q’oa.

Muy cerca de las yatiris está David, un potosino que vive desde hace una década en Buenos Aires. Allí, repara los calzados que los compatriotas le llevan, así como ocurre en el mercado La Pampa en Cochabamba.
TRIPITAS Y SALTEÑAS

La gastronomía boliviana también está en las calles de Liniers.

Varios restaurantes ofrecen todos los platos típicos bolivianos que van desde el pique hasta el charque.

También hay comida callejera. En pequeños carritos se venden las tradicionales tripitas, pollo a la canasta, salchipapas, salteña, llauch’a paceña, entre otras exquisiteces.

El pollo a la broaster y a la brasa es una de las debilidades del paladar boliviano, ya que este tipo de comida es una de las más consumidas en Bolivia.

El local más famoso de este tipo de comida en Liniers es el denominado Pollo Copacabana, que no tiene ninguna relación con la cadena que lleva el mismo nombre en Bolivia.

El propietario es Javier Quenallata, quien junto a su esposa se ha encargado durante mucho tiempo de entretener los fines de semana de los bolivianos en Argentina.

Su local de dos plantas cuenta con ambientes no solamente para degustar del típico pollo a la broaster y a la brasa, sino también para realizar conciertos con grupos netamente bolivianos.

Quenallata se ha encargado durante más de ocho años de que los bolivianos no extrañen la música nacional, pues ha llevado hasta su local a grupos como Atajo, Kalamarca, Octavia, Llajtaymanta entre otros.

Al año ofrece entre cuatro y cinco shows con grupos bolivianos. La popularidad de su local ha llegado a tal punto que el boliviano pronto abrirá otro en la zona de Liniers.

En Pollos Copacabana se bebe como en Bolivia. Allí se ofrece la tradicional cerveza Paceña o Taquiña, entre otros.

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