lunes, 7 de abril de 2014

Bolivianos no tienen agua ni techo tras Terremoto en Chile

“Lo más importante es que estamos vivos, gracias a Dios”, dice Wilger Quiroz un boliviano que se encuentra con dos de sus familiares en Iquique (Chile).

Vive hace cuatro años en esa ciudad chilena. Comenta que la zona de Alto Auspicio es la más perjudicada y que allí al menos 300 casas se derrumbaron totalmente.

Por este motivo la mayoría de los bolivianos fueron trasladados a la zona de Esmeralda, donde todavía permanecen.

Como una pesadilla describe la situación que actualmente están viviendo él y otros migrantes en esa ciudad, que el pasado martes sufrió un terremoto de 8.2 grados.

En un contacto con este medio de comunicación señala que desde ese día bolivianos, chilenos y otros migrantes, que viven en Iquique duermen en carpas y no cuentan con los servicios básicos de agua y luz.

Las canchas deportivas y espacios abiertos se han convertido en su refugio, lugar donde las autoridades chilenas les obligan a permanecer ante una posible réplica de magnitud en la zona.

Manifiesta que la gente es obligada a evacuar por el peligro que existe de un terremoto de mayor magnitud.

Aunque la casa de Wilger todavía se mantiene en pie, sufrió serios daños y tuvo que abandonarla porque el peligro persiste.

Señala que en la carpa donde permanecen solamente cuentan con las cosas básicas para su aseo y alimentación y solo tienen un par de cambios de ropa.

Indica que todos los días comen una galleta con leche en el desayuno, el almuerzo y la cena.

El agua es uno de los mayores problemas pues su precio subió hasta cinco veces más y es muy difícil conseguirla.

Señala que son muy pocas las tiendas y restaurantes abiertos. Si se encuentra alguno abierto el precio de la comida es demasiado costoso.

Quiroz también dice que las personas que permanecen en las carpas son muy controladas por los militares que permanecen en los campamentos.

Solamente les dan ciertas horas de permiso para salir a comprarse alimentos. Unos cuantos pudieron llevar hasta los campamentos parte de sus cosas materiales.

“Todos nos tuvimos que comprar las carpas”, menciona.

Además tienen problemas con la comunicación. Muchos se quedaron sin celulares y solo unos cuantos pueden comunicarse por internet con sus familias en Bolivia.

Maricruz Justiniano, quien estuvo solamente cinco meses en Iquique y también trabajaba en una tienda comenta que tras el terremoto vivió una odisea.

Sufrió por la falta de alimento y servicios básicos.

Gracias a la ayuda de un amigo boliviano que tenía su vehículo en Chile y le ofreció un espacio pudo retornar a Bolivia el viernes.

“Nosotros los bolivianos que no estamos acostumbrados a este tipo de cosas quedamos muy impactados porque la tierra se mueve a cada momento y no sabemos si será un sismo leve o un terremoto”, manifiesta muy consternada.


1 comentario:

  1. Puras mentiras, soy orureño y bien boliviano y la realidad es otra y no como cuenta este tipo Wilger Quiroz, nadie obliga a evacuar, carabineros de Chile te advierte que puede haber peligro de tsunami y es desicion de uno evacuar, todos los que viven en las costas de Iquique lo hacen por precaución, dormir en carpas es voluntad de uno hay albergues donde uno puede acudir, nadie restringe la circulacion peatonal y vehicular, el que no este acostumbrado a los terremotos no significa mentir, los periodistas deberian ir a la fuente de noticias

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