jueves, 4 de septiembre de 2014

Unos encapuchados golpean bolivianos en Río Cuarto, Argentina


La xenofobia en Argentina genera éxodo de bolivianos que viven en regiones en las que son amedrentados. Para escapar de la violencia huyen con sus familias y pertenencias.
El domingo pasado, un grupo de personas incendió una vivienda donde detuvieron a los sospechosos y luego, golpearon a un hombre boliviano que debió ser hospitalizado. También intentaron un desalojo forzoso de su esposa embarazada de ocho meses, quien decidió abandonar la ciudad por las crecientes agresiones.
Severina Sánchez manifestó en diálogo con Telediario que los acusaron de ser responsables por el homicidio.
“No tenemos nada que ver, ni mi marido, ni yo. Hace unos minutos vinieron a mi casa y la quisieron saquear. Mi marido está todo golpeado y lo internaron”, resaltó.
“Los chicos sacaron mis cosas al patio y yo quiero que se aclare todo, no tenemos nada que ver y siento miedo, estoy sola… sin familia”, agregó.
“Cuando vinieron estos chicos, venía de ver a mi marido. No hice nada ¿que iba a hacer? Estoy embarazada y solo quiero vivir tranquila”, expresó.
Sánchez admitió que ahora decidió irse de la ciudad, dejar su casa y perder todo por lo que lucharon durante años.
Luego, 12 personas fueron detenidas tras otra noche de tensión en el barrio Las Delicias. Los aprehendidos son mayores de edad y entre ellos, hay una mujer. Así lo precisó en diálogo con Telediario el comisario Leonardo Hein, segundo jefe de la Unidad Departamental. Las detenciones estuvieron relacionadas con intentos de robo y saqueos en viviendas de familias bolivianas. Hein precisó que el hombre que amenazó con un palo a vecinos y fue registrado por Telediario, aparece entre las personas derivadas a la Alcaldía. Se observó una fuerte presencia policial en el sector y no hubo nuevos desmanes, aunque permanece la preocupación de la comunidad boliviana.

Intolerancia genera éxodo de familias

Las familias bolivianas se mueven en grupos, buscando protegerse de una venganza inútil, signada por la segregación. Mientras creció la tensión en las calles, María llegó hasta el sector para ayudar a su hermana a cargar sus pertenencias en un éxodo enloquecido. "A nosotros no nos regalaron nada, pagamos cada centavo. Trabajamos para vivir y a esta gente no le importa el muerto. Nos quieren robar, nada más...", dijo entre lágrimas. En la esquina, de calle Colombia, un joven teñido de rubio y con la camiseta de Boca, se lanzó furioso contra ciudadanos bolivianos que piden frenar la violencia.
Otros jóvenes respaldaron la violenta actitud con gestos amenazantes. Levantaron palos ante la vista de todos y la ausencia policial. Se escuchó el impacto de algunas piedras y el miedo se percibe entre los vecinos. La mayoría no fue a trabajar ni envió a sus hijos al colegio. Querían recuperar la normalidad, pero se quedaron mirando absortos el desenlace de otra jornada de tensión.


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