domingo, 26 de octubre de 2014

Cuidado con los que convierten el “sueño americano” en pesadilla

Dice que no quería equivocarse porque “eso del trámite de visas a Estados Unidos no es cosa fácil”, así que prefirió “gastar un poquito más”, pagando a un tramitador, para que sus documentos salgan rápido, pero le fue peor de lo que esperaba.

Así comienza a relatar su historia Carla O., una joven paceña, abogada de profesión, quien soñaba con realizar un posgrado en Estados Unidos (EEUU) y, “si las cosas se daban”, ejercer su profesión en el país del Norte.

Una vez que egresó de una universidad pública de Bolivia, Carla demoró en encontrar trabajo y cuando lo hizo, la remuneración era poca. Por esta razón, tomó la decisión de ahorrar lo poco que ganaba para luego migrar a Norteamérica, sin ningún programa o beca.

Cuando ya tenía una buena cantidad de dinero inició el trámite para obtener su visa.

Supuestamente este documento le costaría unos cinco mil dólares, según un hombre que era abogado, al cual conoció cuando realizaba unos papeleos en Migración.

El hombre se ganó la confianza de la joven, es más, le indicó dónde era su oficina y sus números de contacto. Carla, sin pensarlo dos veces, le dio el dinero que pedía para que él se encargue de tramitar la visa.

Al cabo de un tiempo, el hombre desapareció, no contestaba su celular y su oficina siempre estaba cerrada.

Carla empezó a preocuparse, porque todos sus ahorros los tenía él. La joven había cubierto parte de los cinco mil dólares con un préstamo.

La joven se dio por vencida y aceptó que fue engañada. Por más que presentó su denuncia en las instancias correspondientes, no recuperó su dinero.

Hoy por hoy Carla está en EEUU, ejerciendo su carrera, y a través de una entrevista vía skype, recuerda que tuvieron que pasar más de cinco años después de la estafa para cancelar sus deudas y reunir dinero para irse a EEUU. Esta vez hizo su documentación sola.

Su historia es una de las muchas que vivieron bolivianos, en su mayoría jóvenes, quienes habían tomado la decisión de hacer realidad el “sueño americano”.

Casos como éste abundan también en La Paz, donde los supuestos tramitadores falsifican visas.

Es decir, además de pedir dinero “para el trámite” a las víctimas (hasta seis mil dólares en algunos casos), les hacen comprar pasajes a EEUU.

Recién cuando los del sueño americano están en el aeropuerto es cuando se enteran de que fueron estafados.

Más casos de estafa también se dan en las loterías de la Visa Diversidad.

Supuestamente hay gente que envía correos electrónicos a ciertas personas, informándoles que son parte del sorteo de 50 mil visas.

Lo único que la gente debe hacer para ganar esta tarjeta de falsa residencia permanente es enviar una cuota de más de 500 dólares a una cuenta, así lo relató Marco Cadima, un cochabambino al que le llegó un mensaje de este tipo, pero él “no le dio bola”.

Los estafadores, en el correo electrónico, explican que el Departamento de Estado de EEUU, usará el dinero en el proceso de la documentación.

Por todo esto, la Embajada de EEUU recomienda a la población boliviana que ante cualquier sospecha de fraude se contacten con las autoridades locales y su sección consular.

CÓMO CAPTAN VÍCTIMAS

La Embajada de EEUU emitió un comunicado en el que señaló que una de las principales formas de actuar de los tramitadores falsos es a través de los medios de comunicación.

Es decir, publican avisos en periódicos, donde solo especifican su número de contacto, para captar gente.

Una vez que se ganan la confianza de las víctimas, piden grandes sumas de dinero.

Por todo esto, la Embajada sugirió que los trámites de visas sean personalizados, en la medida de las posibilidades del interesado.

FACILIDADES

Tramitar una visa de migrante es un proceso estricto más que complejo, es por eso que muchos bolivianos contratan a un tramitador. No obstante, la documentación para los que tienen fines educativos es más sencilla de obtener, por eso en este tipo de casos se recomienda hacer el trámite personalmente.

Por ejemplo, la visa “F1” es para estudios académicos y la “M1” para ramas vocacionales.

Cada una tiene ciertas condicionantes. La primera señala que el estudiante debe pasar clases únicamente en la institución educativa en la que aprobó. Además, si quiere trabajar, debe hacerlo ahí.

Por su parte, la segunda solo tiene un año de duración.

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