domingo, 2 de noviembre de 2014

Un sueño, un canto, una artista: Marianela Torrico

Cuando uno se va lejos de la Patria, añora a su familia, sus amigos, su comida, su gente, sus tradiciones, sus costumbres y siente en determinados momentos el corazón "estrujado".

Cada vez que escucha una canción de su país, una noticia o se encuentra con conocidos de su mismo terruño, el sentimiento de nostalgia aflora tanto y muchas veces las lágrimas de emoción salen cual si fueran cataratas.

Como consuelo queda el recuerdo y el deseo de volver algún día a la tierra adorada. Sin embargo, en muchos de los bolivianos, residentes en otros países, queda un regalito del cielo, ya sea para cantar o bailar, siempre recuperando la identidad nacional.

Uno de esos seres, es Marianela Torrico, una paceña que por azares de la vida tuvo que viajar al Norte del continente americano, para emprender una nueva forma de existencia, pero eso sí, nunca se olvidó de la Patria amada, de su tierra querida, de su linda Bolivia.

¿Por qué hacemos esa afirmación? Porque de lo muy profundo de las venas y el corazón, salieron como un volcán la necesidad de decir con orgullo: "Soy boliviana".

Es así que mediante el canto decidió emprender una carrera artística con una serie de matices, hasta encontrar el "tono deseado".

TORRICO

Fue La Paz, la ciudad que la vio nacer. Por razones familiares, sus padres deciden irse a los Estados Unidos, cuando ella tenía nueve años.

"Aunque vivo aquí casi toda mi vida... jamás olvido de donde vengo...mi país...mi cultura".

Para fortuna de ella, sus padres son querendones de su Patria y de la música nacional boliviana, fue por ellos, que Marianela se enamoró de la música desde muy niña. Prueba de ello es que comenzó con el canto cuando apenas tenía cinco años. Ya en los Estados Unidos, participaba en los shows y coros de su escuela.

Una vez que cumplió los 14 años, su papá fundó el grupo "Llajtamasi" en 1992, primera experiencia para el canto de la música boliviana. El grupo se formó con Richard Burgoa al principio, tras una guitarreada familiar. Luego completaron el proyecto, José Luis Flores, Rolando Ponce y Roberto Torrico.

Tuvieron éxito, fueron teloneros de los Kjarkas y Pacha, además de estar presentes en todos los festivales.

"Fueron años muy lindos, mi padre siempre a mi lado tocando el bombo".

El sueño duró solo cuatro años, ya que Richard decidió volver a Bolivia. Pero, Marianela no quiso quedarse frustrada, así que pensó incursionar en la música del Caribe, con la orquesta "Chispa Tropical", estuvo a cargo de Benjamín Loma. Era una orquesta boliviana. En sus presentaciones también aprovechaban de interpretar música nacional.

"Fue una bonita experiencia. No tengo ningún problema en interpretar una salsa, un merengue o una buena cumbia... pero, el "feeling" (sentimiento) no es el mismo que siento al cantar una cueca o un taquirari. El folklore me llama, es un sentimiento incomparable".

Con "Chispa Tropical" su talento solo pudo explotar por dos años, ya que había otras prioridades en su camino, como los estudios y el trabajo. Aprovechó para completar su carrera de Negocios Internacionales.

Pese a realizarse como profesional, ella ansiaba desde el fondo de su ser, volver al canto. Volvió a su Patria, pero entre idas y venidas, su vida nuevamente daría un giro inesperado para convertirse en mamá.

La vida pese a todo, le depararía una oportunidad más para retomar lo que tanto amó en su vida, cantar. Es así que nuevamente junto a Richard Burgoa deciden trabajar juntos. El objetivo era hacer un disco.

En ese ínterin, Hernán Cruz, director del grupo Suri con residencia en los Estados Unidos, la invita a ser parte de su proyecto, interpretando el taquirari "Amor, amor", sencillo que se encuentra en el álbum "Renacer". Hizo varias presentaciones con ellos.

SOLISTA

Ahora, ella termina de grabar su primer disco como solista. A nivel mundial presentó un primer sencillo titulado "Mi Bolivia", como no podía ser de otra manera, canción dedicada a su Patria.

En la interpretación de esta canción se nota todo el sentimiento que tiene hacia su país, pero no solo eso, sino deja un mensaje de paz y unidad que deberían tener todos los bolivianos. Su voz resalta cada nota de la melodía hecha con mucho amor.

Respecto a la parte técnica, toda la instrumentación se grabó en la ciudad de La Paz, bajo la dirección de Richard Burgoa. Mientras que en los Estados Unidos, ella graba la voz, para su posterior mezcla y masterización. Apoyaron la grabación, los músicos Reynaldo Vega y Orlando Quintanilla.

"Después de haber dejado la música por tanto tiempo...fue en esa sala de ensayo al escucharlos tocar, que sabia volvería a cantar, esta vez en serio y Dios mediante por muchísimo tiempo".

Felicidad y nostalgia, son las palabras que resume Marianela en su reencuentro con el canto.

"Felicidad porque amo la música y cantar es una forma única de expresar lo que siento. Nostalgia... creo que nuestra música tan inmensamente bella, me provoca nostalgia de estar lejos de mi gente...de mis padres".

PRESENTACIONES

Una de las primeras presentaciones de Marianela, fue cuando su papá la inscribió a un concurso de canto en 1994. Se desarrolló en Queens Nueva York, donde logró el primer lugar con la "Cueca del indio".

También participó en el Festival de los Andes en New York, representó a Bolivia.

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