sábado, 17 de enero de 2015

Boliviano de 26 años termina un doctorado y da clases en Harvard

Estudió dos carreras en la Universidad de Rochester de Nueva York. Nueve universidades lo invitaron para ser becario en investigaciones de alto nivel y eligió Harvard. Se codea con grandes genios y premios Nobel.

Mohammed Andrés Mostajo Radji acaba de cumplir 26 años. Se crió en Santa Ana del Yacuma y terminó sus estudios secundarios en el colegio La Salle de Santa Cruz. No encaja en el prototipo del “nerd” introvertido, se define como un chico fiestero y lleno de amigos. En este momento está por concluir un doctorado en Biología Molecular y Celular en el Departamento de Células Madre y Biología Regenerativa de la universidad más prestigiosa del mundo, donde además es instructor de dos materias. ¿Cómo llegó ahí?

Todo empezó cuando tenía 13 años y era un virtuoso de la computadora. Un día su tía lo llamó desesperada para que le ayude con la acreditación de los participantes de un congreso internacional de medicina en Santa Cruz. Los servicios informáticos se habían “colgado” y Mohammed no sólo pudo darle solución al problema, sino que los organizadores inmediatamente lo reclutaron para que los auxilie durante el resto del evento. Esa experiencia le permitió contactarse con médicos muy importantes que le transmitieron el amor por esta ciencia.

EN EL COLEGIO

En el 2004, cuando se produjo el tsunami en el Océano Indico que varió el eje terrestre, con la ayuda del director de su colegio, se preocupó por estudiar los efectos de este terrible fenómeno en el cambio climático. Gracias a esa investigación pudo representar a Bolivia en el programa de la Fundación Nacional de Ciencias para Jóvenes, auspiciado por el Departamento de Estado y la Embajada de Estados Unidos en Bolivia. Ese viaje de tres semanas al campamento Juvenil de Ciencias en West Virginia, le ayudó a descubrir su vocación por la biología molecular. “Yo quería ser médico, pero sin atender pacientes”, dice. “No quería limitarme a salvar una sola vida a la vez, sino ayudar a millones con investigaciones, especialmente en el área de genética y tecnología”.

Ese campamento en el que estuvo en contacto con premios nobel, investigadores de la NASA y grandes nombres de la ciencia, le permitió obtener una beca en el Instituto de Tecnología de Rochester, donde el 2011 terminó las carreras de biotecnología y bioinformática, tras lo cual obtuvo un diplomado en Ciencia, Tecnología y Política, pues además de interesarse en aspectos específicos de la investigación, le importa mucho trabajar para que Bolivia pueda desarrollar su propia base científica.

SUS PROYECTOS

En Rochester pudo desarrollar tres proyectos importantes. Descubrió un factor genético que predispone a las personas mayores a la perdida de audición, el segundo relacionado con el tratamiento a personas que carecen de sensibilidad para la anestesia y el tercero, realizado junto al premio Nobel de Química Roger Tsien sintetizando nuevas moléculas fluorescentes para el diagnóstico del cáncer.

EL PASO A HARVARD

Una vez graduado a Mohammed le llovieron invitaciones de las universidades más importantes de Estados Unidos, entre ellas Yale, Stanford, Princeton, Columbia y otras cinco y se decidió por Harvard, según él porque se apega más a la visión y la personalidad que él pretende desarrollar en la ciencia, ya que en su opinión, todas poseen institutos y programas muy similares y de gran nivel. En Harvard, Mohammed trabaja en la reprogramación de circuitos cerebrales y quiere ser la primera persona en reinstruir genéticamente la función de distintas zonas del sistema nervioso.

Para Mohammed, la ciencia le permite ser un niño para toda la vida, gozar de la experiencia de descubrir cosas nuevas todo el tiempo y vibrar con la idea de que uno es la única persona en el mundo que sabe algo que luego será de gran beneficio para la humanidad. Dice que la ciencia es la clave del desarrollo de un país y que el conocimiento científico es muy rentable. Contó que por cada dólar que invirtió Estados Unidos en la investigación del genoma humano ha generado 140, lo que da la friolera de 796 billones de dólares y que generó 310.000 empleos.

Como estudiante de doctorado en ciencias, Harvard no sólo le financia sus estudios sino que también le asigna un sueldo. Todos los años apenas 20 científicos logran ingresar en el programa al que pertenece y sólo entre cinco y ocho son extranjeros, pese a que la inmensa mayoría de las postulaciones provienen del exterior. La razón es que el gobierno norteamericano invierte grandes sumas en cada proyecto y obviamente prioriza su propio capital humano. En el caso de Mohammed es el único extranjero que no recibe ningún incentivo de su gobierno ya que la mayoría de los estados invierten en sus científicos, para que éstos retornen a sus países a desarrollar las ciencias e instruir a la siguiente generación de investigadores. Cuando Mohammed se enteró hace unos meses que el régimen boliviano había prometido pagar cursos de postgrado a estudiantes destacados, se contactó con el Ministerio de Educación Boliviano para poder colaborar con sus conocimientos del sistema de selección de alumnos, pero asegura que hasta ahora no ha tenido respuesta alguna.

BOLIVIA ES SU META

Pese a ello, Mohammed tiene fija la meta de volver al país y ayudar al desarrollo científico. Dice que Bolivia es un campo muy fértil para el estudio de la evolución del cerebro y de otros órganos, pues hay una gran diversidad de animales que no hay en otros sitios. Su campo de estudio en la neurociencia le ha ayuda de descubrir que el cerebro mamífero es más mutable de lo que originalmente habíamos creído y por tanto podría ser modificado. Cree que hay mucho que aprender de animales que tienen distintos circuitos cerebrales, como las aves migratorias cuyos cerebros han desarrollado otros sentidos que les permiten ubicarse con un sistema de GPS natural y tal vez sea posible hacer avances similares en el caso mamífero.

Su gran objetivo como científico es desarrollar un nuevo concepto de inteligencia artificial independiente de la electrónica y la computación, sino con circuitos cerebrales nuevos y que serán capaces de agregar mayor potencial al cerebro.

CIENCIA EN BOLIVIA

Ante la pregunta por qué no se ha desarrollado ciencia de alta calidad en Bolivia, dice que pueden haber varias causas que contribuyen a este estado: La primera es el factor económico ya que la investigación científica tiene un costo elevado (por ejemplo, en Estados Unidos el 3.4% del presupuesto nacional va hacia los institutos de investigación). La segunda es que muchas veces el enfoque que investigadores nuevos dan a su investigación es equivocado, ya que buscan temas altamente estudiados en el exterior (como cáncer, sida, diabetes y otros), que hacen difícil abrir un nicho específico. Cree que para superar esto es importante concentrar la investigación en temas en el cual Bolivia tenga una ventaja geográfica por encima de la comunidad internacional, como el estudio de enfermedades tropicales o de especies específicas a nuestro país. La tercera es la poca exposición a ciencias en la educación elemental, ya que esto causa que los estudiantes no consideran carreras de investigación para su educación superior. La cuarta es los pocos incentivos existentes para atraer a nuestros científicos ya entrenados en el exterior a regresas al país y colaborar tanto con institutos extranjeros como con otros investigadores bolivianos. Considera que en principio es necesario emular el modelo Asiático y formar una primera generación de científicos en los mejores institutos del exterior y a la vez atraer a colaboradores extranjeros a Bolivia para lograr entrenar a una segunda camada con investigadores entrenados internamente.

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