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domingo, 11 de enero de 2015

“La mano de obra boliviana es buscada hasta por anuncios”

Los empleadores chilenos publican avisos en los periódicos y los colocan en las calles buscando a bolivianos que quieran trabajar. Consideran que su desempeño en distintos rubros es muy bueno. Los compatriotas que llegan a Chile encuentran una ocupación en menos de 48 horas tras su llegada.



Conseguir trabajo en Chile es una tarea relativamente sencilla para los bolivianos.

Los compatriotas son reconocidos como laboriosos en varias regiones de Chile y los empleadores los buscan por anuncios de periódico o letreros que colocan en las calles.

Mary J. relata que consiguió trabajo a través de un aviso que vio en un periódico de Iquique y que la mayoría de los bolivianos que llega a ese país lo hace por ese medio.

“Los anuncios indican ‘necesito empleado boliviano para trabajo en panadería, servicios o construcción”, menciona.

Estos anuncios están dirigidos a bolivianos que tienen papeles y no están como turistas.

Mary afirma que fue tan fácil conseguir trabajo que al día siguiente de su llegada a Iquique ya contaba con empleo. Cuando arribó al país vecino no tenía amigos ni familia, fue sola, a probar suerte.

Ella decidió migrar hace tres años porque no tenía trabajo y necesitaba un buen ingreso para mantener a sus hijos que se habían quedado en Cochabamba.

Su trabajo como ayudante de cocina y mesera en un restaurante chino de Iquique le permite sustentar a su familia.

Para ahorrar, la mujer comparte un departamento con otras personas por el cual pagan unos 300 dólares. Pensando en su economía, ella cocina todos los días. Su objetivo es quedarse un tiempo más en Chile y luego retornar a Bolivia con sus ahorros para iniciar un negocio.

TRECE AÑOS

FUERA DE BOLIVIA

Ximena es otra de las migrantes que partió a Chile hace 13 años. Sus opciones para migrar eran varias, tenía amigos y familiares en Argentina y España, pero la crisis que vivían esos países le hizo dudar de trasladarse allí.

Una amiga suya que estaba en Cochabamba y tenía familia en Chile le ofreció salir juntas del país para trabajar en San Pedro de Atacama, por lo que decidió partir a esa región.

Al igual que Mary, al día siguiente de su llegada encontró trabajo en un hotel como recepcionista y allí ocupó varios cargos como camarera, secretaria de lavandería y otros.

“Yo iba donde me necesitaban y así me gané el cariño de los administradores”, señala.

Cuenta que antes de irse a Chile trabajaba en una tienda de medias donde ganaba un promedio de 180 dólares al mes. En Chile comenzó con un salario de 300 dólares y, además, contaba con alojamiento.

A los seis meses de su salida, retornó a Bolivia, por motivos personales, pero sus amigos con los que había trabajado le pidieron que vuelva, por lo que regularizó sus papeles y retornó a Chile.

A su retorno, Ximena ya contaba con un nuevo trabajo en una agencia de turismo con un sueldo mucho más alto. Comenzó a ganar 500 dólares que luego fueron incrementados con el pago de comisiones.

Ximena cuenta ya con nacionalidad chilena y tiene como objetivo comprar su propia casa. Actualmente alquila una vivienda por la que paga 500 dólares cada mes.

La boliviana supo ganarse su puesto en la agencia de turismo donde trabaja. Allí comenzó como asistente de operaciones y ya es supervisora administrativa, cargo con el que gana 1.800 dólares al mes.

Afirma que su trabajo le permitió superarse, debido a que estudió la carrera de técnico en Administración. Dividía su tiempo entre sus responsabilidades en el trabajo y los estudios, y ahora ya cursa un diplomado en la universidad Adolfo Ibañez, gracias a que cuenta con el apoyo de sus empleadores.

En algunos momentos, Ximena pensaba en retornar a Bolivia por causa de su madre, pero en 2004 terminó llevándosela a Chile.

Ahora está a punto de cumplir otro de sus sueños, formar una familia junto con un chileno, motivo por el cual asegura que solamente viajará de vacaciones a su país natal.

“A pesar de todo lo que me pasó, de haber sido denunciada por trabajar como turista y tener que pagar multas, todo valió la pena”, afirma.

Recuerda que la época en la que llegó a Chile la situación era mucho más difícil porque debía tener cinco años de trabajo con el mismo empleador para obtener la nacionalidad.

Asegura que ahora es mucho más fácil porque las renovaciones para la estadía en ese país solamente se amplían pidiendo una prórroga.

“Ahora, teniendo el permiso para permanecer en el país uno trabaja donde quiere y con el empleador que le convenga”, concluye.

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