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jueves, 2 de abril de 2015

Dos bolivianos, perdidos por las lluvias en el norte de Chile

Dos migrantes bolivianos en Copiapó están desaparecidos, luego de la intensa riada que desbordó ríos y quebradas, aparte de provocar aludes, por lo que la comunidad boliviana residente en esta ciudad de la región de Atacama inició una intensa búsqueda.

Se trata de una pareja de jóvenes cochabambinos, Venancia Jaldín Zelada y su esposo Efraín, desconocen su apellido. El lunes el boliviano Luis Robert Céspedes Vaca falleció en la región de Atacama producto de los turbiones.

Hipólito Zambrana Flores, vicepresidente de la Agrupación Deportiva, Cultural y Social de Clubes Residentes Bolivianos, junto a directivos de su entidad, entre ellos el minero 33 Carlos Mamani, el lunes en una comitiva de dos vehículos 4x4 se desplazaron al interior del valle de Copiapó afectado por las riadas, para buscar a los bolivianos, luego que la carretera fuera habilitada por empresas mineras.

La comitiva visitó la población de Los Loros, San Antonio y el fundo Amolana, y verificar en las escuelas habilitadas como albergues la lista de los damnificados por el desastre natural que sufrió el norte de Chile.
Ayer, Édgar Mejía Aguilar indicó que la pareja de cochabambinos que arrendaban una pieza en el barrio Juan Pablo II seguían desaparecidos. Los dos trabajaban en la cosecha de granada en el fundo Millagüe.

También hasta ayer otros tres jóvenes paceños de la población de Apolo se encontraban desaparecidos, Freddy Mejía, el otro de apellido Avine y un tercero, al que solo lo conocen por su apodo, ‘Tejón’. Sin embargo, ayer por la anoche se comunicaron con su amigo Ariel Sevillano para informar de que no se preocupen por ellos, que se habían salvado, que estaban bien. Se disponían a abordar un autobús en la terminal de Copiapó para retornar a Bolivia vía Iquique. Ellos igualmente se dedicaban a la cosecha de frutas.

El ariqueño Leonardo Cruz Mendoza, trabajador de la empresa Atacama, dijo en la población de San Antonio, que él, su esposa y su hijo se salvaron por un milagro de Dios, ya que su casa y la iglesia evangélica fueron arrastradas hasta la otra ribera del río.

La cifra de muertos y desaparecidos por el inusual temporal en el árido norte chileno sigue subiendo, dejando en evidencia la devastación de pueblos enteros arrasados por aludes y poniendo a prueba la capacidad de Chile para soportar sucesivas catástrofes. Transcurrida una semana desde la tragedia, el balance oficial de muertos se elevó a 23, mientras que los desaparecidos alcanzan 57 y los damnificados suman más de 22.000

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