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viernes, 29 de abril de 2016

Bolivianas son repatriadas de Ecuador a causa del terremoto

En medio del desastre y la destrucción que dejó el terremoto en Ecuador, Pilar Gardeazabal (40) junto a su pequeña de cuatro años guarda sus esperanzas en el retorno del hércules de la Fuerza Aérea Boliviana (FAB) para que junto a los militares vuelvan a su tierra natal.

“Sólo quiero salir de aquí, me está matando la tristeza, el estrés. Sólo quiero estar junto a mi esposo”, dijo Pilar antes de que la Embajada de Bolivia en Ecuador se comunicara con ella para decirle que les ayudarían -a ella y a su niña- a ser repatriadas.

La cónsul de Bolivia en Ecuador, Elisheba Ausa, informó que se espera el retorno del avión hércules con otro envío de ayuda para este fin de semana y sería en esta aeronave que Pilar y su hija volverían al país.

Explicó que en el caso que el avión de la FAB no retorne o se presente algún percance, la Embajada realizará los trámites correspondientes ante la Cancillería de Bolivia para que Pilar y su niña sean repatriadas en un vuelo comercial.

Dos bolivianas retornaron

Erika León Rojas (26) y su sobrina Keisy Massiel Cevallos Saucedo (16), ambas benianas, fueron las primeras compatriotas en volver de Ecuador gracias a la ayuda del Gobierno boliviano. El terremoto en Manta, provincia de Manabí, que afectó a varias parroquias del sector, las dejó en la calle. Por circunstancias de la vida vieron cómo se desvanecía el sueño que les costó construir por años.

El sábado 16 de abril la gente de la parroquia de Tarquí, una zona comercial en Manta, desarrollaba su actividad sin imaginarse el terrible acontecimiento que iba a suceder al terminar la tarde cuando bajo sus pies sintió como temblaba la tierra.

Esa amarga experiencia vivieron Erika y su sobrina Keisy, que hace más de tres años decidieron dejar Bolivia en busca de una vida mejor, cuando sintieron como se sacudía el edificio que habitaban, la primera en el quinto piso y la segunda en el primero.

Pavorosas dejaron su residencia sólo con lo que tenían puesto sin saber que el lugar donde estaban era el epicentro del sismo de 7,8 grados.

Contaron que en un inicio no daban credibilidad a lo que sucedía, gente que corría y se alejaba lo más que podía de las viviendas para que no sea presa de los derrumbes y quedar bajo escombros. “Las personas salían de sus casas sin mirar atrás, sólo daban gritos desesperados llamando a sus seres queridos.

Con lágrimas de dolor otros miraban como algunos de sus familiares no habían podido alcanzar la salida”, relató Erika.

En tanto, Keisy, estudiante en un colegio de la zona, narró como la gente desconcertada buscaba a sus familiares entre escombros, piedras y fierros, pero sin resultados.

“No sé cuántas personas perdieron la vida, sólo puedo decirte que en este barrio la mayoría son negocios donde la gente hacía sus compras, era una zona turística, por lo menos habían unos 40 hoteles. Lo que más tristeza me da es que el colegio quedó destrozado, el mercado también y estaba lleno de personas, sólo sentí dolor”, dijo.

Pasado el desastre y a medida que retornaba la calma con el transcurrir de las horas, la familia boliviana buscó refugio con familiares que radican en Guayaquil.

Pero al enterarse del arribo de ayuda humanitaria boliviana a Manta y la visita del presidente Evo Morales decidieron buscar ayuda para ser repatriadas.

Lograron comunicarse con autoridades quienes viabilizaron su retorno a Bolivia por lo que agarraron sus pertenencias en Guayaquil y viajaron al lugar donde perdieron todo.

Sin embargo, no se presentó toda la familia, se quedó la madre de Keisy, Lenny Saucedo, quien tenía problemas con un documento, pero las autoridades se comprometieron en repatriarla.

Después de más de seis horas de vuelo, las dos bolivianas repatriadas pisaron suelo paceño en el aeropuerto Militar pero estaban desorientadas y sin saber qué hacer.

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