Las palabras de Andrés Manuel López Obrador luego de conocer los datos oficiales que dan la Presidencia de México a su contrincante del PRI, Enrique Peña Nieto, vuelven a sembrar la duda sobre un posible fraude electoral.
“Nuestros datos dicen otra cosa e informaremos en el momento oportuno. Todavía no está dicha la última palabra”, declaró el líder de la coalición de izquierda, quien no aceptó su derrota, como tampoco lo hizo en las elecciones de 2006.
Su afirmación hace saltar las alarmas en México, un país con un largo historial de fraudes electorales, aunque en estos comicios estuvo mejor equipado que nunca para prevenir hechos ilegales. Pero aun así, los votantes tienen sus dudas, señala el diario español El Mundo.
Los observadores de la Organización de Estados Americanos (OEA) destacaron ayer que la votación se desarrolló con “tranquilidad, respeto y orden”, y que el sistema electoral mexicano es “robusto y confiable”.
El Instituto Federal Electoral supervisó la votación que da la victoria a Enrique Peña Nieto, el candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI), cuyos “arreglos” electorales le permitieron mantenerse en el poder siete décadas seguidas, desde 1929 hasta 2000.
Surgido luego del escándalo electoral de 1988, el IFE es un órgano independiente del Gobierno, cuyos miembros son elegidos en consenso por todos los partidos políticos. Los comicios del domingo contaron con 696 observadores de 69 países, lo que los convirtieron en los más vigilados de la historia del país.
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