Buscar

martes, 3 de julio de 2012

Retratan a Cristina Fernández como una obsesiva del poder

“Antes de su llegada a cualquier país, su equipo debe asegurarse de que tendrá a su disposición una cinta para caminar, una bicicleta, una tostadora, un exprimidor de frutas y pan de salvado elaborado en su país y que nunca debe faltarle”.

Así resume Sylvina Walger algunos de los caprichos de la presidenta argentina, Cristina Fernández, que, sumados a otros atributos, pintan a una política ambiciosa, déspota y soberbia.

“Es más que probable que alguno de sus subalternos tenga que acudir a horas intempestivas para comprarle a la ‘Señor’ un bolso a juego con el modelo de vestido que quiera lucir ese día”, escribe la periodista y socióloga en el libro Cristina, toda la verdad sobre la Presidenta, que acaba de ser presentado en Argentina.

“Mucho de lo malo”

“No es una biografía”, insiste Walger en una entrevista al diario español El Mundo y, es más, afirma que se guarda “mucho de lo malo” del personaje.

La retrata como una mujer “obsesionada con el poder y con su aspecto” -“nací maquillada”, bromea Fernández a menudo-. Y aunque acepta que en un tiempo fue simpática, aclara que “se ha convertido en un ser absolutamente desagradable y que humilla a la gente que no es cercana”.

Walger repite una frase que le dijo una de las personas que trabajan con la Mandataria para definirla. “Es una mujer educada. Jamás le oí un grito ni una palabra más alta. Eso sí, si me ve por la calle no sabe quién soy, porque no te mira, te ignora. Para ella no eres nadie”.

Dicen los terapeutas que padece de “falso self”, que se cree alguien que no es. “En sus apariciones públicas -continúa- trata de dar una imagen amable, una suerte de ‘Cristina en el país de las Maravillas’ que intenta transmitir una buena noticia cada día, a pesar de que los indicadores extraoficiales apuntan a que los argentinos están cada vez peor y que 13 millones viven en la pobreza, como en la peor época del Gobierno de Menem”.

“Tiene obsesión por la cadena nacional. La usa a todas horas para anunciar y decir pelotudeces, con ese verbo elocuente de retórica universitaria que la caracteriza. Al estilo de lo que hacía Franco en España o Perón en Argentina” , finaliza Walger.

No hay comentarios:

Publicar un comentario