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jueves, 27 de octubre de 2011

Dimite Ministro de Deporte de Brasil

El ministro de Deporte de Brasil, Orlando Silva, dimitió ayer arrinconado por denuncias de corrupción que socavaron su capital político y le costaron la confianza de la presidenta Dilma Rousseff, informaron fuentes oficiales.

Silva es el quinto miembro del gabinete que la jefa de Estado pierde por denuncias de corrupción desde que asumió el poder, el 1º de enero pasado, y su renuncia fue confirmada a periodistas por el ministro de la Secretaría de la Presidencia, Gilberto Carvalho.

"Orlando comprendió que la situación era insostenible", dijo Carvalho, quien consideró como "determinante" la decisión del Supremo Tribunal de que investigará a Silva por denuncias de irregularidades en un programa social mediante el cual se financian actividades deportivas volcadas a niños de las clases más populares.

Rousseff había ratificado al ministro en su cargo el pasado viernes, pero durante el fin de semana surgieron nuevas denuncias que, según el Supremo, obligan a iniciar una investigación sobre las supuestas responsabilidades de Silva y de su antecesor en Deporte y actual gobernador de Brasilia, Agnelo Queiroz.

Las denuncias que llevaron a Silva a dimitir fueron formuladas por Joao Dias Ferreira, un expolicía que presidía una fundación de artes marciales que recibía dinero del Ministerio de Deporte a través del programa conocido como Segundo Tiempo, que subsidia a organizaciones dedicadas a la atención de sectores empobrecidos.

Dias Ferreira, quien está procesado por supuestos fraudes con ese dinero y llegó a ser detenido el año pasado, denunció que para acceder a los recursos del Ministerio de Deporte era obligado a pagar comisiones que eran recibidas por el propio Silva o sus más cercanos colaboradores.

Aunque el expolicía no presentó ninguna prueba concreta en contra de Silva, su denuncia provocó un terremoto político en el Ministerio de Deporte, que tiene buena parte de las responsabilidades de la organización del Mundial de Fútbol de 2014 y los Juegos Olímpicos de Río 2016, que Brasil pretende usar como una vitrina ante el mundo.

Silva negó cada una de las acusaciones, compareció tres veces ante el Congreso para dar explicaciones, exigió que se presentaran pruebas en su contra, pero nada bastó para impedir su desgaste ante la presidenta Rousseff.

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