Buscar

martes, 13 de enero de 2015

El rinconcito de nuestros paisanos en Chile

“Ni se les ocurra ir para allá. La comida es de lo peor y además te roban cada cinco minutos”, dice un casero iquiqueño cuando se refiere al Barrio Boliviano, ese pequeño rincón en el que la comunidad nacional se sincroniza mediante dos especialidades culinarias por demás explotadas en Chile: el thimpu y los caldos.

Para los locales, atreverse a entrar al barrio implica un desafío a la seguridad, una invitación al riesgo o poco menos que una locura. Sin embargo, para los bolivianos, el hecho de reunirse en ese lugar es la pertenencia real, la añoranza de aquellas ciudades maravillosas llenas de cerros o llanos y la posibilidad de transportarse a través de la música. Los Kjarkas y la cumbia “chicha” son algunos de los más sonados.

El Barrio Boliviano no supera las dos cuadras y está repleto de tiendas de comidas típicas, que son frecuentadas por paisanos que viven en Iquique o visitan la ciudad. De hecho, miles de tarijeños, cruceños y paceños también caminaron por esos senderos cuando el Dakar pasó recientemente por la ciudad.

El thimpu, los caldos de res, la chorrellana y la ch’anqa son algunos de los platos que más se consumen en cuanto sale el sol, costumbre bien arraigada en la sociedad boliviana.

Si bien son los propios paisanos quienes atienden los restaurantes de paso, pedir un sándwich de huevo no es tan común. En Chile, si se quiere pedir uno, el mesero entiende una paila con chorellana, por lo que el cliente espera el huevo frito en una pequeña sartén, que parece casi de juguete.

Lejos de ser un centro que combina costumbres ajenas, para algunos chilenos, el Barrio Boliviano también es sinónimo de inseguridad. “Aquí cerca hay un mercado en el que preparan jugos de todos los colores y los desayunos son muy buenos. No vayan al otro lado”, insistió un casero, casado con una peruana que radica más de 15 años en la ciudad del mar y el calor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario