Desde que llegó al poder en 1999, el fallecido presidente venezolano Hugo Chávez cultivó sus vínculos con grandes adversarios de Estados Unidos y forjó estrechas amistades con líderes de América Latina, a la vez mantuvo crudos intercambios con otros personajes.
Uno de sus grandes amigos fue Fidel Castro. La amistad entre Chávez y el líder cubano fue más allá de las coincidencias ideológicas y la simpatía personal.
“Fidel es para mí un padre, un compañero, un maestro de estrategia perfecta”, declaró en 2005 Chávez, que sostuvo al régimen cubano con envíos diarios de petróleo y multimillonarias compras de servicios.
Una amistad cuestionada fue la sostenida con el iraní Mahmud Ahmadineyad. Chávez siempre apoyó a Ahmadineyad en el conflicto diplomático con las potencias occidentales e Israel por el programa nuclear iraní y se comprometió a resistir junto a él “la presión del imperialismo yankee”.
El venezolano fue defensor del presidente sirio Bashar al Asad. Chávez denunció las presiones internacionales para que abandone el poder por el sangriento conflicto político que vive el país árabe desde 2011 y pese al embargo petrolero que pesa sobre éste, le ha enviado cargamentos de diésel permanentemente.
Muamar Gadafi, extinto presidente libio, fue otro de los líderes a los que se acercó Chávez. Después de muerto, calificó al libio como un mártir.
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