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lunes, 9 de enero de 2017
Experiencia grata de una médica chuquisaqueña en Argentina
Cuando Sandra Canseco estudiaba Medicina en Sucre, tenía como hobby jugar vóley, representando a la Selección Chuquisaqueña; ahora que trabaja como médica en Buenos Aires donde se especializó, su hobby es catar vinos y viajar por el mundo con sus amigas para visitar las más exclusivas bodegas.
Desde que la doctora dejó atrás las aulas de medicina de San Francisco Xavier donde se formó con maestros como Emma y Alberto Kawano, Roberto Muñóz, Gerardo Ríos, Gonzalo y Edgar Medina, entre otros reconocidos médicos y docentes; han pasado 18 años.
Con su acento argentino, cuenta cómo desde muy niña quería ayudar a la gente. El test de orientación vocacional que le hicieron en su colegio, el Sagrado Corazón de Jesús, le indicó con un 100% de certeza que tenía que ser médica, “no había donde perderse”, dijo a ECOS durante su visita a Sucre.
En la entrevista hace un recuento de sus 12 años de estudios antes de ejercer su profesión; de la experiencia como residente del Hospital de Clínicas de Buenos Aires donde hizo sus especialidades en Clínica Médica y Gastroenterología, y de su trabajo en el vecino país donde ejerce una exitosa carrera en la subespecialidad en endoscopía y ecoendoscopía.
Asimismo comenta sobre el nuevo desafío que asumió como Sub Directora y fundadora de la Carrera de Endoscopia en la Universidad de Buenos Aires (UBA) donde practica la docencia, mientras aspira a convertirse en Presidenta de la Sociedad de Gastroenterología de la Argentina, de la cual actualmente es Subsecretaria.
Es feliz con la vida que ha construido en Buenos Aires y con su profesión que la mantiene activa y con la mente ágil. Contó que cada noche se toma una copa de vino que en los días pesados la ayudan a “hacer tierra” y decir “bueno, ya pasó. Mañana será otro día”. Sus logros le dan profunda satisfacción personal. Ella sabe lo difícil que ha sido llegar donde está y cada día es un reto para mantener su nivel
ECOS- ¿Por qué escogiste medicina?
SANDRA CANSECO (SC)- Desde que tenía cuatro años me gustaba ayudar a la gente y encontré la forma de hacerlo a través de la medicina. En esa época me preguntaban por qué había escogido una carrera en la que casi todos los médicos eran varones. Yo les respondía que así como un varón puede llegar a ser médico igual una mujer.
ECOS- ¿Es una carrera difícil?
SC- Es difícil porque un médico tiene que estudiar y leer mucho. A medida que van pasando los años, van aumentando las cosas que estudiar, pero se puede.
Recuerdo que cuando estudiaba en la Facultad de Medicina en Sucre, también practicaba deporte (Voley) de manera semiprofesional y me exigía mucha dedicación. Fue difícil dejar el deporte en mi mejor momento, pero creo que ese es justamente el momento de hacerlo para que la gente me recuerde cuando mejor jugaba. La medicina estaba primero.
ECOS- ¿Cuán larga es la Carrera de Medicina a partir de tu experiencia?
SC- A mí me llevó 12 años. Fueron cinco en la Facultad,uno de internado en el Hospital Santa Bárbara. Ya no hice el año de provincia y me fui a la Argentina al Hospital de Clínicas de Buenos Aires a hacer tres años la especialidad de Clínica Médica y dos años de Gastroenterología. Luego me sub especialicé en la técnica diagnóstica de la endoscopía e hice un año más de ecoendoscopía.
Mientras estudiaba, me comparaba con mis hermanos menores que estudiaron y ya trabajaban; en cambio yo seguía estudiando.
ECOS- Ingresaste como residente al Hospital de Clínica de Buenos Aires
SC- Fui admitida entre los cinco médicos extranjeros de un total de 30 que rendimos el examen. Para acostumbrarme me ayudó mucho mi experiencia en la Facultad en Sucre donde conocí gente de otras ciudades con culturas y costumbres diferentes, porque la Universidad de Sucre tiene bastante prestigio y tenía compañeros de Tarija, Potosí, La Paz y Santa Cruz sobre todo.
Si bien entonces era médica titulada, al entrar a este hospital universitario, fui el último soldado de un ejército de personas. Hacía las cosas más básicas y las guardias de 36 horas. Dormía seis, ocho horas antes de volver nuevamente a ese ciclo.
Creo que para todos la Residencia del primer año es difícil. A medida que pasan los años se asciende de categoría, pero también en conocimientos y responsabilidades. En segundo año se toman algunas decisiones y en tercero se está a cargo de las salas de internación y de la guardia, ordenando todo, por debajo del jefe de residentes y enseñando. a los de años inferiores.
Contábamos con todos los equipos y accesorios para hacer el trabajo y aprendíamos de los especialistas que nos daban una cátedra cuando venían a ver a los pacientes. Aproveché al máximo. Me fui haciendo práctica en el ejercicio de la medicina. Me decía a mí misma “esto realmente es medicina”.
ECOS- ¿Cómo escogiste tu especialidad en una carrera tan amplia?
SC- En mi fue un proceso. Me iba interesando por todo lo que iba viendo como patología, traumatología, pediatra, clínica médica, cirugía, ginecología u obstetricia. Quería hacer todo, pero es imposible.
Cuando terminé la carrera en Sucre, lo cierto es que me di cuenta que era médica, pero a la vez no era nada. Y ahí surge la pregunta ¿Y ahora qué hago?
Cuanto tomé la decisión de estudiar Clínica Médica (Medicina General) en el Hospital de→
→Clínicas de Buenos Aires, al principio quería terapia intensiva, pero cuando estuve en la rotación me di cuenta que no era para mí, me pareció demasiado agotador. Me gustaba también endocrinología pero ya en la práctica no me gustó mucho. Después de esos tres años sabía de todo pero al mismo tiempo no sabía nada y volví a plantearme la pregunta y ahora qué hago.Fue entonces, cuando en los últimos tres meses de rotación me tocó gastroenterología y supe que era lo mío. Llamé a casa y dije “papá me quedo dos años más”. Así hice gastroenterología en el Hospital y paralelamente estudie la carrera en la UBA.
ECOS- ¿Cómo comenzaste a trabajar en Buenos Aires?
SC- Como siempre, desde abajo. Mientras estaba en el Hospital de Clínicas practicando ecoendoscopía con un equipo viejito, en 2006 los médicos que me enseñaron me presentaron a mis actuales jefes como la mujer que mejor realizaba la técnica y que tenía una buena práctica.
Ellos eran Luis Caro y Cecilia Cerisoli, propietarios del Instituto de Gastroenterología, Endoscopía, Diagnóstico y Terapéutica (GEDYT) donde trabajo actualmente.
ECOS- ¿Era importante que hagan notar que eras mujer?
SC- Si lo era porque ellos, en ese entonces, trabajaban sólo con varones. Estaban empezando con su emprendimiento y necesitaban endoscopistas jóvenes que tengan experiencia o por lo menos interés. Les llamó la atención tener una mujer en el equipo. Claro que me aclararon que no iba a tener privilegios por ser mujer y que me iban a tratar igual que a todos. Les dije “si obvio”. Al principio solo hacía la guardia. Con el tiempo fui ganando la confianza y ascendiendo.
ECOS- ¿Qué comenzaste haciendo en GEDYT?
SC- Endoscopía alta y baja. Luego ecoendoscopía, hasta que en 2009 mi jefe Luis Caro, me dijo “negra te tenés que ir a algún lado, elegí vos dónde para hacer un entrenamiento de ecoendoscopía”. Elegí Brasil donde me fui seis meses al Hospital Das Clínicas de Sao Paulo.
Desde entonces el Instituto no ha parado de crecer. Comenzó con cuatro médicos y un anestesiólogo y actualmente somos 35 endoscopistas, 30 médicos gastroenterólogos, 30 anestesiólogos. En total 200 personas. En Argentina se dio el boom de la colonospía debido a la alta incidencia de cáncer de colon y a las políticas de salud preventiva que implementó el Gobierno. Igualmente la ecoendoscopía tuvo un crecimiento impresionante. Son las técnicas en las que me subespecialicé.
ECOS- ¿Puedes referirte a esas técnicas?
SC- La endoscopía ayuda a diagnosticar las patologías del tubo digestivo. En la endoscopía alta que abarca esófago, estómago y duodeno, y la baja o colonoscopia, que estudia el colon.
Se introduce un tubo a la cavidad que en el extremo tiene una cámara que proyecta en una pantalla la mucosa de todo el tubo digestivo donde el especialista podrá encontrar patologías o enfermedades.
Una endoscopía o colonoscopía puede durar 20 a 30 minutos bajo sedación. Los anestesiólogos usan el “propofol” que es un inductor de sueño placentero que dura lo que el estudio, de esta manera no es un examen traumático. Luego se pasa al paciente a una salita de recuperación 15 minutos y se va caminando a casa.
La ecoendoscopía es como una ecografía abdominal, solo que en esa hay órganos que no se ven bien, entonces los japoneses agregaron a la punta del endoscopio un ecógrafo que ya dentro de la cavidad abdominal hace una ecografía que permite ver claramente todos los órganos más cercanos e incluso sacar biopsia de algunos órganos. Sobre todo se aplica en patologías del páncreas.
Ya tengo 11 años de experiencia y por día hago un promedio de 15 estudios.
ECOS- ¿Cómo te actualizas?
SC- Mediante los congresos. Entre ellos el Disease Digest Week (DDW) o Semana de Enfermedades Digestivas en Estados Unidos que se realiza anualmente y donde he estado presente los últimos siete años. También en los congresos de “Gastro” de la Argentina donde doy varias charlas anuales o en congresos latinoamericanos. Estuve en Caracas, Bogotá, Cartagena, Lima, Panamá, Guayaquil, Quito y Santiago. Además de aprender, gano un amigo de cada lugar.
También voy a entrenamientos específicos de ecoendoscopía. Por ejemplo el 2015 me fui a Chicago. Igual estoy atenta todo el año sobre nuevas técnicas para buscar ese conocimiento.
ECOS- ¿Cómo es una semana habitual de trabajo para ti?
SC- Trabajo tiempo completo en el Instituto GEDYT de lunes a viernes. En las mañanas hago endoscopías o atiendo consulta. Algunas tardes hago estudios en el Instituto Alexander Flemming que es el oncológico de Buenos Aires. Una tarde a la semana atiendo en mi consultorio particular.
Dos noches a la semana doy clases en la Carrera de Endoscopía en la UBA y la práctica la hacemos una vez a la semana en el Instituto.
ECOS- Pasaste de ser alumna a docente
SC- Me gusta mucho. Es parte de la medicina, todo el tiempo estás aprendiendo, siempre hay alguien que te enseñe. Es gratificante porque ahora me toca enseñar. Eso también cuesta al principio porque uno no tiene la formación como maestro.
Hace tres años hice el TTT (Training The Training) de la Organización Mundial de Gastroenterología donde nos enseñan a los médicos cómo dar las charlas o conferencias. Definitivamente lo más difícil de mi carrera fue pararme frente a la gente con un micrófono y hablar. Ahora estoy haciendo un curso de especialización en docencia.
ECOS- Eres fundadora de la Carrera de Endoscopía ¿Cómo sucedió?
SC- Sí. En Argentina no existía la Carrera de Endoscopía ni el título de “Endoscopista”. Todos estudiamos Gastroenterología y dentro estaba esta técnica. Los especialistas luchamos por este título y con mi jefe buscamos la forma de que este título sea aprobado por el Ministerio de Salud y la única forma fue armando la Carrera de Endoscopía. Cumplimos con los alrededor de 20 pasos o requisitos que fueron aprobados por la Universidad en 2015.
En junio de 2016 comenzó el primer año lectivo. Luis Caro es el Director y yo la Sub Directora.
ECOS- ¿Conseguiste lo que quieres?
SC- Sí.Tengo un trabajo donde comencé desde abajo y donde todos me respetan y conocen. Tengo amigos no sólo de Argentina, sino de todo Latinoamérica. Sigo aprendiendo las nuevas técnicas de colegas de todo el mundo y también enseño. Vivo en un país que no es mío pero donde me reconocen como la doctora Canseco de Argentina y por trabajar allá me dicen que soy más argentina que boliviana. Suele ser difícil para un extranjero obtener ese reconocimiento.
Ante los pacientes siento que tengo una gran responsabilidad al saber que mi firma es la que determina si se va a casa porque todo está bien o si tiene que ir a una cirugía.
ECOS- ¿Qué es lo que te hace sentir más orgullosa?
SC- Que no necesité ningún padrino ni amigo que me dé el lugar que tengo. Mis estudios, mi trabajo y mi conocimiento me abrieron puertas. Esto no se acaba. Si quiero mantenerme en el nivel que llegué tengo que seguir actualizándome, leyendo, estudiando, participando de cursos. Ser docente también me mantiene actualizada. •
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