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miércoles, 11 de enero de 2017

Eduardo Valdivia, un maestro boliviano en Alemania


La construcción de instrumentos, conocida como lutería, no ha cambiado demasiado a lo largo de los siglos, pues aún se sigue utilizando las mismas herramientas que eran usadas por los antiguos maestros, como Antonio Stradivarius. Lo que puede marcar la diferencia hoy en día es la constancia y el trabajo bien hecho. Y esas cualidades solo las pueden tener los que demuestran su talento a través del producto terminado y, además, ejecutado.

El trabajo de Eduardo Valdivia Rivera es una muestra de ello. Se trata de uno de los lutier más prestigiosos de Alemania, donde ha obtenido tres títulos de maestro constructor, siendo el único del país europeo que lo ha logrado.

Los inicios
El cruceño vivió cuatro años en Colombia, donde aprendió a construir y reparar guitarras. Antes había estado en Venezuela, donde llegó a colaborar con una organización de izquierda y fue inculpado de una serie de delitos por el Gobierno, lo que lo obligó a vivir en la clandestinidad.

“Convertirme en lutier fue parte de una situación fortuita. Mi profesión era la de ingeniero civil especializado en hidráulica, la que ejercí unos años. Fue en 1974 cuando llegué a Colombia. Allí sobreviví un año indocumentado y clandestino. Para no morir de hambre pedí a un amigo lutier español, Ramón Blanco Suárez, la ayuda y orientación para aprender a construir y reparar una guitarra”, cuenta Valdivia.

“En 1979 viajé a Italia y logré recuperar mi documentación real en la embajada de Bolivia en el Vaticano. En Italia aprendí a construir violines, busqué trabajo en toda Europa como lutier y fui aceptado en Alemania en un taller de muchísima tradición: Hopf Instrumentenwerkstatt. Allí gané mucha experiencia y también aprendí a construir flautas de concierto”

Su consolidación
Después de tres años de aprendizaje en una escuela especializada y de trabajar seis años en un taller donde aprendió las técnicas de elaboración y la teoría, realizó un curso de maestro de dos años. Rindió examen ante la cámara de artesanos, compuesta por maestros y profesionales de la materia y, finalmente, obtuvo tres títulos: constructor de instrumentos de cuerda, instrumentos de arco o frotado y de instrumentos de viento de madera.

De Santa Cruz recuerda fines de los años 50, cuando dejó una ciudad con calles de tierra en la que los vecinos se hablaban de patio a patio, además de las excursiones al río Piraí.“Regresé después de 36 años y me encontré con una metrópoli de más de cinco anillos y con una gran actividad comercial, cultural y con varias universidades”.


En esa oportunidad conoció al guitarrista cruceño Piraí Vaca, con quien entabló una gran amistad y llegó a construirle guitarras. “Conocer a Piraí Vaca fue una gran sorpresa y alegría, saber que en Bolivia no solo hubo un Jaime Laredo sino también un guitarrista de la talla de Piraí; en ese momento pensé que sería lindo que tocase un instrumento hecho por mí; es decir, una guitarra hecha por un boliviano en Alemania.

Así como Piraí, grandes artistas de diversas partes buscan a Valdivia en su taller de Berlín, donde radica con su familia desde hace décadas y donde se ganó el prestigio de ser un maestro constructor de instrumentos, un maestro boliviano


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