Advierten de que habrá más acciones de protesta si no hay soluciones.
La capital argentina, Buenos Aires, vivió ayer un caos de tránsito, con miles de pasajeros a la espera de autobuses, al cumplirse el segundo día de la huelga de los trabajadores del subte (tren metropolitano subterráneo), medio que es utilizado a diario por un millón de personas en esa ciudad.
Las terminales de autobuses se colmaron de pasajeros indignados por la interrupción del servicio y las autopistas de acceso se congestionaron a causa de una mayor afluencia de vehículos. La huelga de 36 horas fue declarada el miércoles en reclamo de mejores salarios, obras de mantenimiento y medidas de seguridad.
Radios y canales de televisión recibieron múltiples mensajes de protesta por esta huelga, encuadrada en un duro enfrentamiento entre el alcalde de Buenos Aires, el conservador Mauricio Macri, y el Gobierno peronista de Cristina Fernández.
Fernández traspasó a fines de año el control del servicio del subte, operado por la empresa concesionaria Metrovías, de capitales argentinos, del Estado a la ciudad, pero Macri se niega a hacerse cargo a menos que el Gobierno central mantenga los millonarios subsidios que daba a ese medio de transporte.
La advertencia. La Unión Tranviarios Automotores (UTA) advirtió ayer de que si no se lograra un acuerdo, convocará a un paro de 48 horas la semana próxima. El vocero de la UTA, Mario Caligari, dijo que “los servicios del subterráneo y del premetro se paralizarán por 48 horas”.
Por su parte, los trabajadores agrupados en la Asociación Gremial de Trabajadores del Subte y el Premetro, sindicato mayoritario del sector, piden un aumento salarial del 28 por ciento.
También reclaman la reestatización del transporte público de pasajeros y mejores condiciones laborales, y no descartan ejecutar nuevas medidas de fuerza la próxima semana.
28 por ciento es el incremento salarial que piden los trabajadores del subte, medio que cubre rutas en Buenos Aires.
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