Con la clausura de los Juegos Olímpicos de Londres, el primer ministro británico dio el pistoletazo de salida a sus vacaciones y no hemos tardado en verle disfrutar de las espectaculares playas mallorquinas. Acompañado por su mujer, Samantha, y sus tres hijos, Nancy, Arthur y Florence Rose, se mezcló entre la gente que estaba en la orilla y juntos colocaron su toalla mirando al mar.
A llegar, Cameron no dudó en coger el cubo y la pala y ponerse a hacer castillos de arena con sus hijos mayores. Sin importarle llenarse de arena, jugó con ellos en la orilla y después se dedicó a lanzarlos al agua y se dio después un baño con ellos. Mientras tanto, su mujer se ocupaba de la pequeña Florence Rose, que llevaba unos manguitos de color amarillo, y estuvo paseando con ella en brazos, además de observar la tierna escena de su marido haciendo las delicias de sus hijos. Ella llevaba un bikini estampado.
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