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sábado, 14 de mayo de 2016

El cochabambino, de 51 años, se inspiró en Los Kjarkas para iniciar su vida artística hasta llegar a Europa.

El cochabambino Ernesto Saravia Cossío, de 51 años, agradece su pasión por la música folclórica boliviana porque le ha permitido vivir de ella en Basel, Suiza, desde hace 23 años.

El músico valluno reconoce que el grupo Kjarkas, de los hermanos Hermosa de Capinota, Cochabamba, fue el responsable para que desde temprana edad naciera su amor por el ritmo folclórico nacional.

“Recuerdo que tenía nueve años y en ese entonces estaba de moda el grupo Kjarkas. Ahí empezó todo mi amor por la música folclórica hasta llegar a Suiza”.

A los suizos les encanta la música folclórica de Bolivia, particularmente los ritmos y las tonadas con las zampoñas, los bombos, el charango, las quenas y todos los instrumentos que se requieren para hacer este tipo de arte. “Les gusta las composiciones de nuestra música”.

Saravia recuerda que salió de Bolivia (1993) con la intención de promocionar un disco, que en ese entonces había grabado con Gladecia Paredes, denominado "Ima Sumaj Bolivia", gracias al apoyo de la empresa disquera de Laureano Rojas, más conocida como Lauro y Compañía.

Además de grabar el disco, el músico cochabambino insistió en la idea de promocionar su música tanto a nivel nacional como internacional.

“No me conformaba con mostrar nuestra música en el país. Me sentía obligado moralmente a difundir fuera de nuestras fronteras”.

Ahora que se encuentra más de 23 años en Basel, que es la parte alemana de uno de los países más ricos del mundo, Saravia se siente contento, feliz y realizado como artista.

“En Suiza me está yendo muy bien. Tuve la suerte de elegir este país, que tiene una economía muy fuerte y, en todos los aspectos, es muy organizado. Te brinda muchas oportunidades para poder surgir como persona y como familia”, explica.

Su vida en Suiza es tranquila y califica a los europeos, en general, como gente muy respetuosa y educada de la presencia de otras nacionalidades y otras culturas.

Ciudades como Zúrich, Berna e incluso Ginebra son donde hay mayor cantidad de bolivianos, particularmente por el buen nivel de vida.

Pese a que el cochabambino se siente cómodo en Basel, confiesa que extraña mucho Bolivia, particularmente la comida y los amigos. “Realmente desde Suiza extraño mucho Bolivia porque aquí la vida es totalmente diferente. Ahí es donde uno extraña sus costumbres y sobre todo las comidas típicas de la Llajta y todo el país, en general”.

Por el momento, el valluno no tiene una fecha definida para retornar, aunque cada vez que puede realiza un viaje relámpago a Cochabamba a tomarse su chichita, comerse un buen plato qhochala y visitar a sus familiares y amigos.

Sus 23 años de estadía en Suiza le hacen pensar al cochabambino a iniciar su trámite de naturalización. “En Suiza, si ya vives 12 años con los documentos de residencia legales, uno ya tiene derecho a iniciar su trámite para obtener la ciudadanía”.

Sin embargo, Saravia también es consciente de que si empieza su naturalización perderá la nacionalización boliviana y eso no está en sus planes.

“No he pensado en hacer mi trámite de nacionalización porque tendría que negar la ciudadanía boliviana y eso me hace pensar mucho”, dice el valluno, sin descartar también que “voy a pensarlo mejor y animarme”.

10 años de residencia para nacionalizarse

Todo extranjero que quiera la nacionalidad suiza, uno de los requisitos más fuertes es haber vivido en el país europeo diez años.

Para vivir una década en Suiza, uno tiene que tener los documentos de la residencia permanente.

“Hasta donde sé, para adquirir la nacionalidad suiza habrían dos vías: uno, por residencia legal durante 10 años; y dos, por matrimonio con un ciudadano suizo”, explica Johnny Mercado, cochabambino que vive en Zúrich hace 12 años.

El valluno, de profesión filósofo, explica que desconoce los detalles formales de cada modalidad, pero los testimonios que él conoce evidencian una diversidad de situaciones particulares. “Las circunstancias en las que llegan los bolivianos no son iguales, algunos son estudiantes, otros ya tienen un contrato de trabajo, incluso hay gente que tiene asilo político”.

Obtener la nacionalidad suiza tiene más ventajas que desventajas. Le dan valor al tiempo; es vital el tiempo libre; los trabajos de medio tiempo tienen prestaciones; la equidad de género no es cuota de género; el desempleo no es el fin del mundo; los impuestos se calculan de acuerdo al ingreso; las vacaciones no son un privilegio, son obligatorias; no es necesario tener un auto y los permisos de maternidad llegan a 14 semanas.

INDOCUMENTADOS Hay más de un centenar de bolivianos que van a Suiza sin los documentos legales necesarios. “Muchos compatriotas llegan como ilegales, no tienen ningún derecho reconocido por el Estado suizo”, cuenta Mercado.


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