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domingo, 29 de abril de 2012

Un año sin Bin Laden y Al Qaeda se eclipsa

A la 1:30 de la madrugada del 2 de mayo, un comando militar inició operación Gerónimo que, hace un año, terminó con la vida del terrorista más buscado del mundo: Osama bin Laden, en el poblado de Abottabad, Pakistán.

Terminaba así el líder de Al Qaeda, la red política y militar que sacudió a la principal potencia del planeta, Estados Unidos, con los atentados del 11 de septiembre de 2001.

La detención y muerte de Bin Laden se transformó en un punto de inflexión en la guerra al terrorismo que llevó al actual declive de Al Qaeda y con ella de los grupos más radicalizados y violentos del islamismo. Y, paradójicamente, el punto que terminó por consolidar la retirada de Washington de Irak y Afganistán, los territorios donde se instaló la más inclemente ‘guerra al terrorismo’.

Bin Laden representa, de hecho, la ‘figura del malo’ en una trama donde todos los actores defienden poderosos intereses globales por el control de espacios territoriales y recursos naturales estratégicos.

Eran más de las 22:00 del domingo 1 de mayo en Washington (2.00 GMT y 6:00 hora de Pakistán del 2 de mayo) cuando la Casa Blanca anunció que Obama haría una declaración.

Pocos imaginaban que aquel escueto anuncio precedía a la noticia de la muerte del líder de la red terrorista Al Qaeda, objeto último de la ‘guerra contra el terror’ lanzada tras los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001.

Aunque la Casa Blanca se ha cuidado de no abusar del tono triunfal, los asesores del presidente no han dejado de ver los réditos que puede proporcionar aún la famosa operación, y comienzan a integrarla, lentamente, en la campaña para la relección del presidente.

Tras la muerte de Bin Laden, Al Qaeda prometió venganza. No existe, sin embargo, un gran temor a nuevos atentados terroristas que coincidan con el aniversario, dado que las autoridades estadounidenses no han detectado una amenaza "creíble" de que vayan a producirse ataques, según un alto funcionario del Departamento de Seguridad Nacional.

En cualquier caso, la advertencia que lanzó Obama hace un año de que Estados Unidos seguiría "vigilante" permanece inmutable, dado que el aparato de seguridad nacional ha mantenido el mismo nivel de alerta ante unas amenazas de Al Qaeda que no han cesado.

Los indicios muestran que Al Qaeda está en retroceso. La pérdida de su máximo líder y las divisiones internas por la forma de encarar la denominada Guerra Santa son los principales factores del declive.

Además, a un año después de la muerte de Bin Laden, la organización busca redefinirse en el mundo árabe, donde las protestas populares de la Primavera Árabe están dando paso al auge de los islamistas, lo que le deja sin su pretexto para cometer atentados: combatir los "regímenes infieles" de la región.

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