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domingo, 18 de noviembre de 2012

Rousseff ofrece ayuda federal por violencia

La otrora plácida y pintoresca Florianópolis, en el sur de Brasil, sufre un duro embate a su preciado capital turístico: dos unidades policiales fueron atacadas y ómnibus incendiados entre la noche del viernes y la madrugada de ayer en un nuevo escalón de violencia.

La agitación comenzó el lunes pasado y al parecer la oleada de agresiones vehementes está siendo dirigida desde las cárceles por una organización criminal. El Gobierno de la presidenta Dilma Rousseff volvió a ofrecer su apoyo al estado de Santa Catarina, cuya capital es Florianópolis, y admitió que la situación en las cárceles es “gravísima”.

Un grupo de desconocidos atacó a balazos la sede de la Policía municipal y dos vehículos policiales de la localidad de Sao José, en el Gran Florianpólis, cerca de las 3:30 de ayer, en una acción que no dejó heridos y tras la cual los maleantes se dieron a la fuga.

Previamente, dos hombres a bordo de una motocicleta dispararon contra una comisaría de la Policía Militarizada de Santa Catarina, ubicada en Campeche, barrio del sur de la isla de Florianópolis.

Más de 60 ataques a sedes policiales y ómnibus se registraron desde el lunes en Florianópolis así como en otras 11 ciudades de Santa Catarina, donde la Policía ya detuvo a cerca de 40 presuntos delincuentes y mató a otros tres que estarían vinculados al Primer Grupo Catarinense (PGC).

Una banda comandaría los atentados desde las cárceles, como represalia a las torturas que habrían sufrido varios presos.

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