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domingo, 3 de abril de 2011

De las protestas a la guerra civil

Lo que comenzó como protesta, el 15 de febrero, en demanda de reformas políticas y económicas al gobierno libio de Muamar el Gadafi, terminó en una guerra civil entre rebeldes y leales al régimen libio.

Misiles aéreos y disparos se sienten cada día en varias ciudades libias, donde de a poco los rebeldes avanzan, pero a la vez retroceden ante la arremetida sorpresiva de las fuerzas oficiales.

Libia se ha convertido en una zona de guerra, tras los ataques de la coalición internacional que comanda la OTAN, conformada por 14 países, y la reacción del Ejército libio, que defiende a Gadafi.

Tras el bombardeo de las fuerzas de Gadafi contra los manifestantes en Trípoli, que ocasionó al menos 250 muertos, hacia fines de febrero, la zona occidental de Libia comenzó a caer bajo el control de los contrarios a Gadafi, quedando la capital del país rodeada de ciudades controladas por los manifestantes.

La cercanía de los opositores hizo que las fuerzas leales al régimen lanzaran una serie de ataques contra varias ciudades para recuperarlas, causando numerosas bajas incluso en la capital. Los rebeldes, apoyados por soldados y políticos desertores, organizaron el Consejo Nacional de Transición con sede en Bengasi estableciendo un Gobierno paralelo en las zonas fuera del dominio de Gadafi.

INICIA LA OFENSIVA

El Ejército gadafista, que había estado a la defensiva hasta ahora, empezó una ofensiva en el este y en el oeste, cambiando la situación a principios de marzo. A partir del día 5 de marzo las fuerzas del régimen consiguieron recapturar diversas ciudades, principalmente en el oeste y la costa central del país. A partir de ese momento, las tropas de Gadafi fueron las que tomaron la iniciativa, asediando Bengasi y Misurata, las principales ciudades bajo dominio opositor.

Desde el 9 hasta el 11 de marzo, la victoria parecía inclinarse del lado de las tropas gubernamentales.

El 16 de marzo, las fuerzas rebeldes y las leales continuaron luchando por el control de Ajdabiya. Los leales atacaron Zintan y prosiguieron el ataque a Misurata, atacando el sur y el oeste de la ciudad, consiguiendo los rebeldes resistir, e incluso capturando muchos tanques enemigos.

Ante estos hechos, un día después, el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó el establecimiento de una zona exclusiva aérea sobre Libia. Más tarde, el 19 de marzo, Francia decidió intervenir usando 20 aviones de guerra, luego de confirmar que Libia había ignorado el ultimátum de la Organización de las Naciones Unidas.

Posteriormente, se sumaron los aviones norteamericanos y británicos en defensa de los civiles libios y atacaron las defensas aéreas en la parte occidental de Libia. Paralelamente, barcos de guerra y submarinos de EEUU y el Reino Unido comenzaron a lanzar misiles de crucero Tomahawk contra los sistemas antiaéreos libios.

VICTORIAS

El 26 de marzo, los rebeldes consiguieron su primera victoria en Ajdabiya desde la contraofensiva de los leales y la intervención militar aliada. Consiguieron así retomar la ofensiva que llevaban a cabo a principios de marzo, además de la intervención militar de la coalición. En ese marco, los rebeldes libios retomaron la ciudad de Brega sin apenas resistencia y sin haberse dado batalla entre ambas fuerzas.

Al día siguiente, lograron tomar Ras Lanuf y Ben Yauad. Al parecer los leales no presentaron batalla retirándose a Sirte con el fin de crear un nuevo frente de resistencia. Esta ciudad es la última localidad importante entre Ben Yauad y la cercada Misurata, donde resisten los rebeldes desde el 24 de febrero.

Para los opositores tomar esas ciudades era toda una victoria, porque así controlaban las zonas productoras de crudo.

Ese mismo día, la OTAN decidió hacerse cargo de las misiones de protección de la población civil libia.

Dos días después, los milicianos rebeldes perdieron el terreno recuperado a los leales al líder libio con un repliegue hasta Ajdabiya para protegerla, mientras que el frente retrocedía hasta Briga.

El 30 de marzo las fuerzas leales volvieron a tomar la localidad petrolífera de Ras Lanuf forzando a los rebeldes a retirarse hacia el este. Al parecer la contraofensiva de las fuerzas de Gadafi fue “más rápida y eficaz de lo que se pensaba”. Ese día los leales lograron llegar a Brega, mientras algunos rebeldes permanecieron en la ciudad y otros huyeron hacia Ajdabiya.

Tras esos acontecimientos y luego de la dimisión del primer ministro libio, Musa Kusa, EEUU expresó el jueves que Gadafi no está cerca de ser derrocado militarmente, pese a que las fuerza aliadas “degradaron seriamente sus capacidades militares”.

Pese a la firmeza de los rebeldes, que hoy están fuertemente armados y decididos a todo hasta alcanzar su objetivo, y los bombardeos de la alianza internacional, Gadafi gobierna Libia y continúa teniendo el poder que alcanzó hace 42 años, tras derrocar al régimen monárquico del rey Idris.

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