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sábado, 2 de abril de 2011

Sanaa, capital de Yemen, se quedará sin agua en seis años

Sanaa, la capital de Yemen y una de las ciudades más antiguas y sugerentes del mundo, se aproxima a su fin, según un informe del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales de Washington, que afirma que en seis años se quedará sin una gota de agua.

Abrumada por las angustias y miedos cotidianos, entre manifestaciones a favor o en contra del presidente Ali Abdulah Saleh y represiones sangrientas, Sanaa consume además cuatro veces el agua que ingresa en sus reservas subterráneas a través de las lluvias, en una región que no es la más fértil sino una sucesión de montañas áridas.

En 2017, según expertos estadounidenses, de los grifos no saldrá ni una gota, los “hamman” (baños de vapor) permanecerán secos y la población urbana, de más de un millón y medio de personas, se verá obligada al éxodo.

Es una catástrofe anunciada y, al mismo tiempo, sufrida con fatalismo, porque faltan tiempo, medios políticos y económicos para remediarla. Los especialistas del centro estadounidense sostienen que la única solución puede ser la de cobrar el consumo de agua, una receta de corte ultraliberal que se contrapone a otras más progresistas y modernas, como la que dice que el acceso al agua es un derecho humano primario.

También mencionan implantes nucleares sobre el Mar Rojo, que cuestan mínimamente unos 2.500 millones de dólares cada uno, para desalinizar el agua del mar y llevarla a las montañas, a 1.700 metros de altitud. Soluciones improbables, como admiten los expertos, para un país que es el más pobre de la región.

En Yemen se vive con 900 dólares al año por persona y el consumo de agua representa ya un quinto del promedio mundial, cifras referidas, claro, a la mayoría de la población, no a la casta gobernante.

Completa el panorama oscuro la situación política, el régimen entre las cuerdas, la rebelión popular, las rivalidades tribales al límite de la guerra civil y la complicidad de potencias occidentales con la minoría en el poder.

En este escenario la muerte por sed de Sanaa puede tener consecuencias incalculables. Pero la falta de agua no es un drama que aflige sólo a Yemen sino a toda la región de Medio Oriente. Otro estudio presentado recientemente en Bruselas por Blu Peace reveló que entre 1960 y 2010 el flujo de los ríos que recorren Turquía, Siria, Irak, Líbano y Jordania se redujo entre 50 y 90%.

Los habitantes
# Crecimiento La situación en Yemen es particularmente grave. La población es de 24 millones de personas y en 17 años se duplicará, porque su tasa de crecimiento es la segunda del mundo.


# Ciudad Hasta 1960, los habitantes de Sanaa vivían exclusivamente en la ciudad vieja. Hoy ésta se extiende de manera caótica y desordenada, cuadruplicando su población.

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