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jueves, 26 de diciembre de 2013

Boliviana da cobijo a indigentes en EEUU

Para la inmigrante boliviana Julieta Bolívar, la verdadera fiesta de Navidad se comparte con la familia y con los necesitados, especialmente indigentes inmigrantes de su vecindario que no tienen ropa de abrigo para soportar el crudo invierno de Chicago (Illinois).

Por ello, cada 25 de diciembre desde hace 14 años se instala temprano con sus tres hijos en la plaza Tenochtitlán del barrio latino Pilsen para repartir ropa, pan, chocolate y avena caliente.

"Comencé como una enseñanza a mis hijos sobre la importancia de dar a los necesitados, y esto se convirtió en una tradición familiar y en la verdadera Navidad para todos”, declaró a EFE.

Bolívar, nacida en Cochabamba, llegó a Chicago desde Ecuador hace 22 años, pero antes había vivido en Colombia y Chile. "La vida me fue llevando”, recordó sobre su arribo con su familia a St. Louis, Misuri, con 18 años.

Luego se trasladó a Chicago, donde vivió durante muchos años como indocumentada hasta que pudo solucionar su estatus migratorio. Sus hijos -Miriam, Iván y Jesús, que en la actualidad tienen 24, 21 y 19 años- nacieron en Estados Unidos.

Julieta entrega chamarras nuevas y usadas, y envuelve en bolsas de regalo guantes, calcetines de abrigo y bufandas nuevas que compra con su dinero y la ayuda de algunos donantes.

Antes del día de Navidad también se va a algunas casas para entregar regalos, como la de la familia Espinosa, en la vecina ciudad de Cícero, donde el jefe de familia tiene la salud delicada y la esposa sufre de cáncer.

En otra familia de la misma ciudad ayuda a un joven que se desplaza en silla de ruedas. "Lo hacemos todos los años, sin importar el frío o las tormentas”.

La mayoría de los que reciben los regalos de esta samaritana en la plaza Tenochtitlán son indigentes a quienes la Policía prohíbe reunirse en el lugar, una medida que ella considera injusta.
"No tienen familia y nosotros los consideramos borrachos, sucios o malvivientes. Pero no tenemos ningún derecho, cada uno arrastra su propia cruz y drama”, expresó Julieta.

Este año, además de sus tres hijos, Bolívar cuenta con la ayuda de un vecino que se convirtió en Papá Noel honorario, después de pasar por la plaza y preguntar qué estaba pasando. "Desde entonces no ha faltado y se une al espíritu navideño con la entrega de los regalos”, señaló.

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